Ya estamos en septiembre y toca volver a hablar de tontos (y de tontas, claro, no vayan a creer que aquí se discrimina por razón de sexo. O de género. O de génera) siempre me viene a la cabeza una consideración que le hace a Claudio su amigo Herodes Agripa en la novela de Robert Graves: “Mira Claudio: hay tontos que se hacen los listos, listos que se hacen los tontos, pero tú eres el primer tonto que conozco que se hace el tonto. Llegarás a ser un dios”.
Hay tontas filósofas y hay tontas ministras. Un descubrimiento mío de este verano, Manuel Ruiz Zamora, un filósofo que no tiene un pelo de tonto, nos descubría una autodenominada filósofa a la que Herodes le pronosticaría un futuro de diosa. Se llama Ana de Miguel, tiene 59 primaveras y es cántabra. Y ha escrito lo siguiente: “Adam Smith no comprende la economía, porque cuando hace la célebre pregunta de a quién debe el filete que está cenando, contesta que no es a la benevolencia del carnicero, sino a su interés egoísta… ¿quién le hacía la cena a Adam Smith? Este hombre le debía el filete a su madre”.
Vayamos por partes, que diría Jack el Destripador. Adam Smith no se hace una pregunta sobre a quién le debe él su cena. Lo que hace es una aseveración sobre a quien se la debe el lector: “Debes tu cena diaria al egoísmo de tu carnicero, de tu cervecero, de tu panadero, no a su buen corazón. Por eso, al dirigirnos a ellos no invocamos sus sentimientos humanitarios, sino su egoísmo; no le hablamos de nuestras necesidades sino de sus ventajas”.
Yo era todavía de izquierdas cuando leí estas palabras y creo que ahí empecé a dejar de serlo: ¿A ver si es así como funciona el mundo? Y me respondí: “Pues claro, gilipollas”.
Luego están las tontas ministras. Como diría Miguel Hernández: “Entre todas las tontas de elegía/ sin olvidar el eco de ninguna/ por haber golpeado más el alma mía/ la mano de mi llanto escoge una”. Ya habrán adivinado que estoy hablando de Irene Montero. Esta criatura proponía lo que debe ser una prioridad internacional y , por tanto, del Gobierno español, para la crisis de Afganistán. Y ¿cuál es la prioridad, si puede saberse? Pues muy sencillo: “debemos garantizar los derechos de las mujeres y las personas LGTBI afganas”.
Ya puesta, hizo sus analogías y comparanzas: “todas las culturas y religiones” tienen formas, “de oprimir a las mujeres” (su exnovio soñaba con azotarlas hasta que sangraran) y de “disciplinar su cuerpo” con “diferentes niveles de dureza”. “Pasa en Afganistán, con el derecho al acceso a un empleo, a la educación a la salud, pero también pasa en España con tasas intolerables de asesinatos por violencia machista”. Esta manera de argumentar tuvo réplicas, claro. Pilar Diz hacía una cábala razonable: “¡Cómo habrán tenido que tratarla los hombres con los que ha estado para equiparar la situación de las afganas con las españolas!” CiceRon, por su parte, anotaba en su cuenta de Twitter que “La liberación de la mujer, según Podemos consiste en que tu pareja se cambie de ciudad y te deje colgada con varios churumbeles”.
Hispania Semper llevaba a Twitter una consideración comprensiva para las generaciones más recientes: “Algunos sois muy jóvenes y no podéis recordar pero el 18 de agosto de 2021, el ministro del Interior del Gobierno de España, Fernando Grande Marlasca, aseguró que el aeropuerto de Kabul era un lugar seguro”. En realidad fue el 16 de agosto, lunes, en declaraciones a la cadena SER, y lo dijo cuando ya se había dado la orden de evacuación. La ministra Margarita Robles lo criticó por lo bajinis, aunque ella misma no perdió la ocasión de manifestar la vergüenza ajena que le suponía la falta de sentido de Estado del PP (3 veces en 1 minuto 36 segundos) en los que también denunció la posición del PP al margen de lo que piensa y lo que siente la sociedad española, plenamente unida a nuestros militares.” Por ejemplo, el Presidente del Gobierno, que el 4 de octubre de 2014 declaraba a El Mundo que “El Ministerio de Defensa sobra”.
Tengo otra perla que en cierto modo te está dedicada a ti, Federico, que tanto has insistido en la firma de los papeles del divorcio por Enrique Ponce. Mi amigo Fabián Rodríguez me enviaba en este mes de agosto una noticia que transcribía tal cual del Huffington Post, haciendo referencia a una sección que yo mantenía en mi blog bajo el marbete ‘Arte de titular’. Decía así: “una lesión en la muñeca deja a Enrique Ponce sin corrida este sábado”. No diré más.