FERNANDO GAREA-El Confidencial

  • Pablo Casado queda atrapado entre el presidente del Gobierno y Abascal, y diputados del PP quieren votar no a la moción
«Al final se la ‘encaloman’ a estos pobres señores del PP”. La frase la dijo Santiago Abascal este miércoles en la tribuna del Congreso durante el debate de su moción de censura y los ‘pobres señores’ son los diputados que, liderados por Pablo Casado, asistían en silencio e incómodos al pleno.

Esos diputados escuchaban también cómo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, les pedía reiteradamente que “crucen ese puente” y que rompan con la ultraderecha como ha hecho Angela Merkel.

Casado consultaba en su escaño su móvil, con el cuello (político) dislocado de mirar a su izquierda y a su derecha, mientras los intervinientes hablan de él, de su estrategia y de su futuro.

Los diputados que, según Abascal, son ‘pobres señores’ se fueron del Congreso, tras la primera jornada de la moción de censura, sin saber si cuando escuchen su nombre en la votación deben ponerse en pie diciendo no o abstención. La decisión es trascendente, porque si Abascal saca algún provecho político de la moción, tendrá un valor más o menos efímero, pero la posición de Casado con respecto a la ultraderecha sí tiene una trascendencia a corto y largo plazo en el principal partido de la oposición.

Dirigentes y diputados del PP quieren que el debate y la votación sean un punto de inflexión en el que quede claro que su camino no es el de Vox, que hay que diferenciarse en lo posible del partido de Abascal y que en esa singularidad se pueda incluir la posibilidad de alcanzar acuerdos con el Gobierno, sin renunciar a una oposición dura.

Ese camino pasaría por un no a la moción de censura, que se apunta en algunas declaraciones y tuits de diputados del PP que rechazan el contenido y el tono del discurso de Abascal. Y se sienten más que molestos porque entienden que la moción tiene por objeto hacer daño al PP y, justamente, situarlos en esa situación de incomodidad.

No obstante, en la cúpula del PP persiste la idea de que el lenguaje simple, extremadamente contundente y directo de Vox cala en una parte de su potencial electorado. Solo ese argumento los frena para no romper con Vox. Bueno, y los cuatro gobiernos autonómicos conseguidos gracias a los votos de la ultraderecha, según les recordó Abascal desde la tribuna. Por mucho que quiera, el PP nunca llegará a igualar ese tono, no puede competir en eso con Vox, aunque lo intente.

Otra prueba de incomodidad del PP es la situación creada en el hemiciclo, cuando Abascal ha leído los nombres de las más de 800 víctimas mortales de ETA. Los diputados de Vox escucharon de pie y los del PP aplaudieron cuando Abascal terminó el listado de asesinados.

¿Qué ha conseguido Abascal? Por el momento, ha logrado mucha visibilidad, para bien o para mal, y para valorar su eficacia hay que tener claro que va dirigido a un sector del electorado que, según el CIS, es el más fiel de todos y, además, no tiene mala valoración entre votantes fronterizos del PP.

Un destacado miembro del Gobierno asegura que el discurso del aspirante es muy eficaz en la medida en que se dirige al sentimiento de un electorado dispuesto a escucharle y seguir ese mensaje. Y además de arrinconar e incomodar a Casado, ha conseguido reforzar a Pedro Sánchez, tal y como preveía la Moncloa cuando recibió con satisfacción el anuncio en julio de la moción de censura.

Fuentes del Gobierno consideran que el discurso de Abascal y la respuesta de Sánchez han servido para visualizar la extrema derecha y reagrupar el resto de partidos de la Cámara.

Con esa imagen de Vox, los partidos de izquierdas, nacionalistas e independentistas se reagrupan frente a Vox. Como suponía el Gobierno, se ha cumplido la previsión de que todos esos partidos se ven obligados políticamente a apoyar los Presupuestos y a Pedro Sánchez para impedir unas elecciones de las que pueda salir un Gobierno de Vox o con Vox. Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos, se lo ha dicho claramente a Abascal desde la tribuna: el Gobierno de coalición va a durar tres años más. Este debate apuntala esa idea.

Un efecto colateral del debate es la defensa cerrada que ha hecho Vox de la monarquía y del Rey, en la línea de situar la institución en una parte del espectro político.

El debate seguirá este jueves a las nueve de la mañana con la intervención de Unidas Podemos, luego será el turno del PP y cerrará el PSOE, con réplicas de Abascal e intervenciones en cualquier momento de miembros del Gobierno. La votación será a última hora de la mañana.