Los socialistas de Illa ganaron en votos las elecciones catalanas pero se repartieron el gran pastel electoral hasta el último momento con los independentistas de ERC en número de escaños. Como la clave de la gobernabilidad catalana está en el liderazgo del bloque de los secesionistas para saber quién está en condiciones de formar gobierno, habrá que dejar reposar los resultados para comprobar si se mantienen los vetos prometidos. Si se rompen los ‘cordones sanitarios’ firmados por todos los independentistas contra el PSC. ¿ERC se desprendería de Junts per Cat para gobernar y formar una coalición con Illa? La mayoría independentista, por primera vez, supera el 50% de los votos emitidos. No parece probable.
Los resultados para el PSC han sido una victoria, aunque no gobierne. Ha absorbido los votos de Ciudadanos, multiplicando por dos los escaños que Iceta obtuvo en las pasadas elecciones y sabe que está en buena disposición para mantener blindada su alianza en la Moncloa con ERC. Los independentistas están en deuda con Sánchez. Los presos, muchos de ellos condenados a trece años, han podido salir a la calle a hacer campaña mientras la Fiscalía ha mirado para otro lado. Les conviene seguir pactando/presionando con Sánchez. Sin que les haga falta de gobernar con Illa en la Generalitat.
La única sorpresa de estas elecciones ha sido la fuerza con la que ha irrumpido Vox por primera vez en el Parlamento catalán, situándose como la cuarta formación. Su ‘sorpasso’ ha sido cuádruple: al PP, Ciudadanos, Podemos y la CUP. El único partido que, como no tenía con quién pactar, se dedicó en campaña a hablar de los problemas sensibles como la inmigración, los ‘okupas’ y el castellano como lengua vehicular.
Podemos se ha mantenido con los mismos escaños. Su representante decía ayer que los vetos son estériles al mismo tiempo que proponía un ‘cordón sanitario’ para Vox. Pero claro está, se refería a formar un tripartito de izquierdas.
El desplome de la participación ha vuelto a perjudicar a los constitucionalistas. Se daba por descontado este efecto, pero no es bueno ese grado de desafección. El desentendimiento, fruto del miedo al covid y a la decepción ciudadana, ha provocado un batacazo estrepitoso a Ciudadanos (un millón de votantes le han retirado su confianza) y los populares no han logrado recuperar su grupo parlamentario. Tenían en Alejandro Fernández un buen candidato. Pero la siglas del PP en Cataluña transitan hacia la irrelevancia. Casado tendrá que preguntarse las causas por las que sus votantes, los que no han ido a Vox, se han quedado en casa. La polarización sigue en Cataluña.