JON JUARISTI-ABC
- O del ir y venir de la izquierda española del pensamiento Mao Ze Dong al pensamiento mágico y tiro porque me toca
Y la habrás depuesto para siempre, compañero. ¿Sabes ese tipo euscomarxista que parece un mellizo plasta de Flo? ¿Ese señor eternamente enojado, perdónale señor? Ese mismo, el del Congreso, ya sabes de quién hablo. Pues ese te va a denunciar al fiscal general de la cosa y te va a caer la del pulpo, macho. No, no la del pulpo macho, la de cualquier pulpo pulpa pulpe. Y no habrá atenuantes posibles. En vano alegarás que no colgaste la piñata por los pies y ni siquiera por las orquídeas o por los pulpejos. Te encerrarán en Alcalá-Meco, sin posibilidades de visita ni de vis a vis, lo que no le niegan ni al Pastilla.
Y harán bien. Recuerdo la violencia navideña en el México de mi infancia, cuando los chamaquitos iban a cantar posadas, que es una chamba reservada a los niños y que en algo se parece a la Januká judía, nueve días trabajándose a los vecinos para cobrarles el impuesto revolucionario. Cuando les ofrecías unos pesos, sacaban la tranca que llevaban oculta y entonaban aquello de «ni quiero oro ni quiero plata, que yo lo que quiero es romper la piñata», y si no tenías una preparada para la ocasión te partían a estacazos la mera madre.
Ya veo que te lo tomas a chufla, porque dices, con razón, que en España no se empapela a nadie por delitos de odio. «Sin ir más lejos, fíjate la de piedras que llueven sobre los de Vox cada vez que salen de mitin por Guecho o por Vallecas, y a nadie han metido en el trullo por semejante menudencia». Pues no te fíes, porque están preparando una nueva ley contra los ‘delitos de tirria’, y de esa me temo que ni yo podré escaparme, aunque le pinche los coquitos a mi pedrito de cera en estricta y total intimidad.