Decía mi querido Manuel Ruiz Zamora que hay algo de justicia poética en el hecho de que el prófugo Puigdemont haya sido detenido en una isla llamada Cerdeña. Nuestro héroe llegó el jueves por la noche al aeropuerto de Alghero con el fin de asistir a una gran fiesta de la cultura catalana, gigantes, cabezudos, castellers y sardana, aunque lo de los gigantes y cabezudos podría hermanar lo de Cerdeña con las fiestas de Burgos, después de todo, el abuelo de Puigdemont, fugitivo como él, acabó siendo cocinero para los presos republicanos en la primera capital que tuvo la España franquista. También tuvo precedente en Dencàs, otro golpista que fue conseller de Lluís Companys en la intentona del 6 de octubre de 1934. Aquella duró diez horas y Josep Dencàs se fugó a través del alcantarillado. La de Puigdemont después de ocho segundos se produjo en el maletero de un coche. Hay que destacar en nuestro prófugo una íntima coherencia; nada tan ejemplar como haber contratado como abogado a un secuestrador, un terrorista: el militante del MIR Gonzalo Boye, cómplice de ETA en el secuestro de Emiliano Revilla y actualmente procesado por blanqueo de capitales para el narcotraficante Sito Miñanco.
Hace casi cuatro años este tipo había protagonizado la independencia nacional más efímera de la historia de las naciones, un visto y no visto que duró exactamente ocho segundos, un ‘ejaculatio praecox’ de todas las causas soberanistas del mundo. Su detención en Cerdeña fue seguida por la decisión de la Justicia italiana de ponerlo en libertad aunque citándolo para octubre.
Menos es nada. La detención del fugitivo no tiene un futuro claro. No hay manera de saber si la justicia italiana procederá a su extradición o lo pondrá en libertad, mientras su abogado, el ya citado Boye y el presidente de la Generalidad coinciden en acusar el Tribunal Supremo español de haber engañado a la Justicia europea. Son los mismos que acusaban al T.S. de tener menos predicamento jurídico que el tribunal de Schleswig-Holstein y al mismo tiempo de ser tan listos como para engañar a toda la justicia europea.
Hay quien sostiene que su detención podría obedecer a una operación programada por los fieles del ex presidente para compensar el declinar político de Junts per Cat, su partido frente a su cómplice en la Generalidad, ERC, cuyo presidente, Pere Aragonès, es socio muy principal de Pedro Sánchez, con el que está enredado en la mesa que les lleva a ninguna parte. ¿Ha decidido Puigdemont imitar a Junqueras py recuperar liderazgo con una estancia en Lledoners? Podría ser, pero yo no sé si el ridículo que lleva acumulando la causa de los golpistas podrá superar la imagen de Pilar Rahola cantando Bella ciao ante el consulado italiano en Barcelona. Aragonès se fue ayer a Cerdeña a proclamar su solidaridad con su antecesor. Él y Junqueras proclamaron su programa máximo: amnistía, autodeterminación e independencia. El episodio les une contra Sánchez que lo tiene ahora más difícil. Mientras, el golpista fugitivo puede decirle a Pere las palabras de Clint Eastwood a Eli Walach en ‘El bueno, el feo y el malo’: “Es reconfortante saber que tu peor enemigo vela por ti”.