IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

  • Con la rebaja del PIB aplicada esta semana por el INE hemos pasado de ‘liderar la recuperación en Europa’ a crecer la mitad

El presidente Pedro Sánchez llevaba semanas hablando de los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año en tono jovial y optimista. Se ha comprometido con insistencia a aprobarlos en Consejo de Ministros a finales de octubre o principios de noviembre, lo cual sería todo un exitazo, dado el escaso respeto a las fechas que han demostrado siempre los distintos gobiernos al mando. Pero hay más, daba por hecho la recolección de votos necesarios para aprobarlos también en el Congreso, lo que vuelve a ser un triunfo espectacular dada la correlación de fuerzas existen y los difíciles equilibrios que le mantienen en el poder. Tenía más a su favor. Contaba con una recuperación económica que todos los organismos consideraban fuerte y sostenida, mientras que las ayudas europeas estaban al caer para regar con dinero todas las necesidades. Y si no llegaban -no se confíe, son muy extensas-, pues ahí estaba la relajación de las reglas de estabilidad para sufragar todas las alegrías.

Pero esta semana las cosas se han torcido bastante. En el ámbito económico, la noticia de que el Instituto Nacional de Estadística había minusvalorado el descenso real del PIB del primer trimestre y sobrevalorado, hasta más que duplicarlo, el del segundo cayó como un jarro de agua helada. No recuerdo un desastre estadístico de semejante tamaño y llegaba en el peor momento, justo cuando nos las prometíamos felices con la supuesta robustez de la recuperación.

En consecuencia será necesario corregir las cifras iniciales del proyecto de Presupuestos, añadir cautela a sus cifras y considerar que esto de la recuperación exige más calma e, imagino, más tiempo. Para contentar al respetable, la vicepresidenta Calviño dijo en el Congreso que «me sorprende que les sorprenda que haya revisiones». Es muy cierto que las revisiones son frecuentes, pero ¿de este tamaño? No recuerdo. La situación ha cambiado tanto que con los nuevos datos hemos pasado de ‘liderar la recuperación en Europa’ a crecer la mitad.

Luego está la cuestión de las ayudas europeas, de las que llevamos hablando más de un año y que, con retraso, comienzan a llegar además a cuentagotas, lo que dificultará y seguro pospondrá sus esperados efectos benéficos sobre la recuperación y la transformación económica del país. De momento, el gasto comprometido es escaso y del grueso de los fondos que están por llegar -siempre y cuando vayamos cumpliendo los hitos pactados con Bruselas-, aún desconocemos qué circuito administrativo recorrerán y qué criterios se van a utilizar para su reparto definitivo. Además, España ostenta un lamentable récord de ayudas no utilizadas en el pasado.

Si ERC se ‘raja’ en su apoyo todo el edificio se derrumba y los Presupuestos se van al limbo

En el ámbito político, la inesperada detención en Córcega del expresident Puigdemont ha puesto patas arribas la política catalana que ya estaba boca abajo. Sánchez y Aragonés salieron de la mesa bilateral con las cuatro manos vacías y sin el mínimo avance, pero trasladaron la seguridad de que no iban a faltar los apoyos mutuos para salvar los Presupuestos respectivos. ERC es capital, pues arrastra a Bildu -qué cosas…- y facilitaría el de los comunes. Si le añadimos el del PNV -aquí sólo falta por conocer el monto de la factura- y el de los pequeños compañeros del combo ya tenemos los votos necesarios.

Pero ahora las cosas se complican. ¿Será capaz ERC de mantener el apoyo con la presión de las calles por las nubes y sintiendo el puñal de JxC en el cuello? No parece sencillo. Y si ERC se ‘raja’ todo el edificio se derrumba y los Presupuestos se van al limbo donde residen las cosas improbables.

Total que lo que era difícil, pero probable, se ha convertido en tarea de titanes. Una de esas que tanto le gustan a nuestro infatigable presidente que, si de algo sabe, es de sacar hipopótamos de su inabarcable chistera.