ENRIC GONZÁLEZ – EL MUNDO – 25/06/16
· Bueno, bueno. Estamos ya más cerca de que se cumpla la profecía del insigne Francesc Pujols: «Porque serán catalanes, todos sus gastos, donde vayan, les serán pagados». Los británicos, gente importante, se han puesto de nuestro lado. Donde los catalanes decimos Madrit, esa entidad metafísica que nos asfixia, los británicos, o más concretamente los ingleses y los galeses, dicen Brussels. Ah, esa insoportable burocracia de Bruselas que mangonea nuestros asuntos. ¡Casi 50.000 funcionarios europeos que viven a nuestras expensas y deciden nuestro destino, cuando en la austera Cataluña nos conformamos con poco más de 200.000!
En serio: la burocracia de la Unión Europea es ahora mismo lo mejor que tenemos. Empezando por el funcionario Mario Draghi, el hombre que desde el Banco Central salvó a España del rescate y a toda Europa de la asfixia que Alemania habría impuesto por razones egoístas camufladas de moralismo. Y los gobiernos europeos, empezando por el de David Cameron y acabando por el de Mariano Rajoy (si es que en efecto gobierna ese señor tan ausente), son lo peor. Europa se ha bloqueado por la mezquindad de sus gobiernos desde el desastre de Maastricht, que consagró la unión monetaria sin unión política y castigó a la pequeña burocracia ilustrada a vivir sin legitimidad democrática.
Suele decirse que el siglo XXI se parecerá al XIX. Lo dudo. Visto lo visto, tendrá algunos rasgos malos del XIX (migraciones a gran escala, represión, terrorismo) y algunos rasgos peores del XX (nacionalismos, demagogia, hipertrofia de unos Estados que se niegan a percibir su propia decadencia). Esperemos, al menos, librarnos de Auschwitz. Esperemos.
Sólo la integración europea puede evitarnos los peores horrores. Pero es improbable que esa integración avance. Felipe González, el hombre que condenó España al desempleo estructural con la destrucción de la industria pesada, una condición impuesta por los europeos (los franceses son europeos) para admitirnos en el club, acaba de expresar en un artículo una idea esencial: los pensionistas deciden los resultados de las elecciones y las consultas. Eso ha ocurrido en Gran Bretaña. Ocurre casi siempre. El segmento demográfico más conservador, cuyos números crecen día a día, marca el rumbo del conjunto de la sociedad. ¡Pobre juventud! Chavales, largaos si podéis. Salvo si sois catalanes, claro. En cuanto tengamos catalanexit, todo pagado en todas partes.
ENRIC GONZÁLEZ – EL MUNDO – 25/06/16