- Los Pujol están de moda: Junior pide el salario mínimo; los ordenadores incautados por la UDEF robados; el padre, pontifica en actos públicos
Esto es Hollywood, señores. Atentos. Se celebraba un acto este miércoles en el que participaban el actual consejero de economía de la vulgaridad de Cataluña, el más que imitable humorísticamente hablando Jaume Giró. A su vera, siempre a la verita suya, el indultado Oriol Junqueras. Junto a ellos, dos ex consejeros de economía, Mas-Collell y Toni Castells. A poco que sean finos analistas entenderán que se iba a hablar de pasta. Pero la mesa redonda trocóse en paralepípedo cuando un señor mayor entre el público pidió la palabra: Jordi Pujol i Soley.
Un silencio reverencial se apoderó del Palau Robert, lugar en el que se celebraba aquel ágora de premios Nobel. No era para menos, porque si alguna cosa tiene Pujol es que jamás defrauda a su auditorio. Empezó por decir que él iba poco a actos públicos y que, cuando iba, no decía nada, pero que del tema que se hablaba era quien sabía más. Rumores de aprobación recorrieron la sala asintiendo a las palabras del Gran Archimandrita de Separatismo. “Claro, ¿quién sabe más de financiación que el president?”.
Con la masa ahíta de sus saberes, Pujol prosiguió diciendo una enormidad tras otra. Que si él planteó en la transición un concierto económico al estilo vasco, que le habían contestado que para Cataluña la lengua, y para los vascos la pasta, finalizando el exhorto con un “España siempre ha estado más abierta a una reivindicación vasca que a una catalana”. Triunfó, claro. La gente le aplaudió hasta sangrarles las manos, todos se peleaban para presentarles sus respetos y Pujol comprobó, una vez más, que nadie le hace sombra a pesar de los años en este descampado erial que llamamos Cataluña.
Es una lástima que mi admirado Romà Planas, que en paz descanse, secretario personal del President Tarradellas y hombre que vivió aquellos años en primerísima persona no hubiera estado allí para decirle algunas cosas al jefe del clan. En primer lugar, fue Pujol quien se negó a un sistema de cupo a la vasca, porque basó siempre su estrategia con Madrid en el regateo, en el chantaje y en el victimismo. Con un cupo no hubiera tenido margen para hacer todo lo que hizo después. Hasta en tres ocasiones se le ofreció ese sistema de financiación estable y las tres lo rechazó.
Fue Pujol quien se negó a un sistema de cupo a la vasca, porque basó siempre su estrategia con Madrid en el regateo, en el chantaje y en el victimismo
Por otra parte, que en Madrid las élites se sintieran más inclinadas a ver con simpatía a los vascos no tiene ningún misterio, dado que la gran banca vasca ha sido desde siempre la que ha apoyado o no lo grandes proyectos políticos. En cambio, Cataluña tuvo una, la Banca Catalana, y ya ven como acabó, porque lo de la Caixa, cuyo anterior mandamás Giró estaba ahí ensalivando paulovianamente con Pujol, es otro cantar. Lo último que hizo el capital catalán por España, a través de Fomento del Trabajo, fue financiar la Restauración y de eso ya hace un buen rato. Bueno, y el apoyo económico al Alzamiento por parte de Cambó y sus hombres de la Lliga Regionalista, singularmente los del textil de Sabadell y Tarrasa. A Don Juan March no lo pongo en la lista por ser mallorquín y no quisiera incurrir en leso pecado de Païssos catalanas.
Lo único resaltable del asunto es que el patriarca sigue gozando de una salud política de hierro, que la gente todavía lo ve como un gigante y que a nadie le importa un pito que nos enteremos ahora que hace justo un año unos encapuchados asaltaran y robaran el furgón que contenía todos los ordenadores y teléfonos móviles incautados por la policía al clan Pujol. Vehículo negro, cristales tintados, asaltantes encapuchados y robo a punta de pistola. ¿Dónde están? ¿Quién los tiene? ¿Quién ordenó el robo? No se sabe, o por lo menos quién esto escribe lo ignora. Sí sabemos, empero, que tras una operación reciente, Pujol ha decidido saltar al ruedo a decir que Cataluña está infra financiada y que es quien más sabe de esto.
Continuará.