El Gobierno yemení envió en las últimas horas a cientos de soldados a las provincias montañosas de Marib, Jouf, Bayda, Abyane y Shabwa, en una acción que podría ser la antesala de una ofensiva contra los milicianos de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP, en sus siglas en inglés), que disponen de una nutrida presencia en esas regiones del este y sur del país.
«Son medidas que se inscriben dentro de las operaciones dirigidas a perseguir a los elementos de Al Qaeda y apretar el cerco en torno a los extremistas», precisó un portavoz oficial citado por France-Presse.
El diario local Yemen Post aseguró que docenas de familias están abandonando también la zona sureña de Habeel Jubari, en la provincia de Dhale, «ante el temor de que las tropas yemeníes lancen una acometida» contra los radicales instalados en ese territorio.
Dichas informaciones coinciden con las acusaciones vertidas durante la jornada por el presidente de EEUU, Barack Obama, que confirmó el nexo de AQAP con el fallido atentado contra un avión norteamericano el día de Navidad, y con el anuncio de varios medios norteamericanos que adelantaron que Washington podría asistir a Saná en una arremetida inminente contra los extremistas. Una hipótesis que se reforzó ante la presencia en la capital yemení del máximo responsable militar de EEUU en la región, el general David Petraeus, quien se entrevistó durante la jornada con el presidente, Ali Abdulá Saleh.
«Nuestro apoyo a Yemen será reforzado en la lucha para derrotar a Al Qaeda. Este asunto representa un desafío para nosotros en la misión de mantener el transporte de petróleo por la región», había declarado Petraeus en Bagdad.
El uniformado norteamericano aclaró que Washington ha decidido duplicar este año los 70 millones de dólares en asistencia en materia de seguridad que concedía al Gobierno de Saleh.
Tras el preocupante incidente del avión de Detroit, la crisis yemení se ha convertido en una prioridad para EEUU y su principal aliado, el Reino Unido, que apadrinarán el próximo día 28 una conferencia internacional en Londres para abordar esta problemática.
La posible intervención estadounidense en Yemen entraña un notable riesgo ya que es conocida la animadversión general de la población local hacia la política de Washington.
«Sería un desastre. Si EEUU insiste en enviar tropas a Yemen toda la población se iría con Al Qaeda. Yemen es una nación que alberga una gran frustración hacia la presencia de tropas de EEUU y su actuación en países como Irak o Pakistán», alertó hace días el parlamentario opositor Shawqi Al Qadhi.
De hecho el bombardeo del pasado 17 de diciembre ya generó una notable convulsión y acusaciones de que el ataque -que algunos medios americanos atribuyeron directamente a misiles de EEUU- había dejado decenas de víctimas civiles.
La agencia oficial yemení Saba confirmó asimismo que las autoridades han reforzado el control de las costas del país, después de que los radicales somalíes de Al Shabab anunciaran que se disponen a enviar a cientos de combatientes al país árabe. «Para ayudar a nuestros hermanos musulmanes a combatir a los enemigos de Alá», según declaró el conocido dirigente extremista Mujtar Robow en Mogadiscio.
Desafiando el precario control que ejerce el Gobierno del presidente Sheij Sherif en la capital somalí, Al Shabab organizó el viernes una exhibición de fuerza a la que asistieron decenas de militantes encapuchados portando las tradicionales banderas negras que identifican a estos activistas, y toda suerte de parafernalia bélica.
«Estos jóvenes combatientes han concluido con éxito un entrenamiento intensivo de meses y están dispuestos a unirse a nuestros hermanos en la guerra santa en todo el mundo. Pido a todos los jóvenes de los países árabes que se unan al combate en Yemen», dijo Robow.
El nexo entre AQAP y Al Shabab es una hipótesis que barajan los analistas desde hace tanto tiempo como se elucubra sobre la creciente desestabilización de Yemen. En este sentido, el ministro de Defensa somalí, Yusuf Mohamad Siad, manifestó a la agencia Reuters que la red terrorista ha enviado en los últimos días al menos dos embarcaciones repletas de armas para reforzar a Al Shabab. «Pienso que intentan crear una organización mundial que pueda lanzar una guerra global y sembrar el caos en toda la región», apuntó Siad.
«La conexión [de Al Qaeda] con Al Shabab es- vital. Los dos territorios están separados por un canal [el Golfo de Adén] no muy amplio y es muy fácil enviar armas de un lado a otro», reconoció Mahen Abedin, del Centro de Estudios de Terrorismo del Reino Unido en declaraciones a la cadena qatarí Al Yazira.
Saná adujo en marzo pasado que el suicida yemení que acabó con la vida de cuatro turistas surcoreanos había sido entrenado en los campos de Al Shabab, mientras que hace sólo días que la policía de Mogadiscio dijo haber detenido a un somalí cuando pretendía viajar en dirección a Dubai (Emiratos Árabes Unidos) en posesión de una jeringuilla, y productos químicos en una botella. La acción «recuerda a la del avión americano», en palabras del jefe de las fuerzas de seguridad locales, Ali Mohamed Loyan.
Yemen teme que los militantes de Al Shabab se entremezclen con las decenas de miles de refugiados que llegan cada año a sus costas y puedan encontrar acogida entre los más de 150.000 somalíes que ya viven en su territorio.
Al igual que Yemen, Somalia se ha convertido en un elemento de referencia para los yihadistas foráneos y la ideología maximalista de Al Shabab parece haber conseguido la adhesión de numerosos miembros de la ingente diáspora somalí en Occidente. El Ejecutivo de Sheij Sherif estima que los radicales cuentan en sus filas con más de medio millar de voluntarios extranjeros incluido al menos un blanco americano, Abu Mansur al Ameriki, que se ha hecho especialmente popular en los foros yihadistas de internet por sus comunicados en inglés.
EL MUNDO, 3/1/2010