JULIÁN QUIRÓS-ABC

  • La sinrazón y el odio que destilan hacia los adversarios acaban haciendo mella internamente

Ala izquierda radical le pasa aquello que decía Woody Allen de los intelectuales: «son como la mafia, sólo se matan entre ellos». Toda la historia de estos partidos son casos de purgas y carnicerías. La sinrazón y el odio que destilan hacia los adversarios acaban haciendo mella internamente. Pablo Iglesias no ha hecho nada distinto de sus referentes y antecesores dentro y fuera de España, cortar cabezas para afilar la pureza ideológica. Y no es algo particular del fundador de Podemos: de Carrillo a Yolanda Díaz o Mónica Oltra siempre ha sido lo mismo, traiciones y cuchilladas. Algo de eso explica su marginalidad y la desconfianza congénita que despiertan en cuanto se les conoce un poco.

Por eso Podemos va camino de la inanidad y en las elecciones autonómicas y municipales de mayo veremos una nueva debacle. Su propio tic-tac. Pero esa antipatía no justifica que se plieguen dócilmente a la operación del PSOE para quedarse con su menguado espectro. Cualquiera percibe que Yolanda Díaz es el caballo de Troya del sanchismo.