Miguel Ángel Aguilar, LA VANGUARDIA, 30/7/2011
La suerte está echada. Veremos si los contendientes, por una vez, concurren al relevo en Moncloa sin olvidar la cortesía y las buenas maneras o si prefieren volver a las andadas de la bronca y la descalificación.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anuncia que reunirá el Consejo de Ministros el 26 de septiembre. La reunión servirá para cumplir lo preceptuado en el artículo 115 de la Constitución, según el cual al Consejo corresponde deliberar antes de que el presidente, bajo su exclusiva responsabilidad, proponga la disolución de las Cámaras (Congreso y Senado). Disolución que habrá de ser decretada por el Rey en una disposición que fijará también la fecha de las elecciones para el domingo 20 de noviembre.
Según la Constitución, el mandato de los diputados y senadores termina cuatro años después de su elección o, como será el caso en esta ocasión, el día de la disolución de las Cámaras, 26 de septiembre. La Carta Magna también preceptúa que las elecciones han de tener lugar entre los treinta días y sesenta días a contar desde la terminación del mandato, o sea, que la jornada electoral podría haberse demorado hasta el 27 de noviembre o, si hubiéramos esperado que se cumpliera la extinción natural el 9 de marzo, el estiramiento habría podido llegar hasta el 9 de mayo.
Ahora todo se ha consumado y empiezan los desencadenamientos normativos. O sea, que, después de tanto clamor del PP y de la orquesta mediática que le sirve de acompañamiento, al fin tenemos la certeza de un calendario. Quedan disipadas las ambigüedades. Todo indica que las Cámaras se constituirán en la segunda quincena de diciembre y que la investidura del nuevo presidente del Gobierno podrá producirse antes del 31 de diciembre. Así que año nuevo, presidente nuevo. Tan irremediable como malquerido.
En todo caso, la decisión de Zapatero rompe algunas ensoñaciones del entorno más cercano. Termina con el vía crucis en que se hubiera convertido el debate de los presupuestos generales del Estado, cuyo proyecto habría tenido que presentar el Gobierno antes del 30 de septiembre en el Congreso de los Diputados. La suerte está echada. Veremos si los contendientes, por una vez, concurren al relevo en Moncloa sin olvidar la cortesía y las buenas maneras o si prefieren volver a las andadas de la bronca y la descalificación. Atentos mientras al Papa Benedicto y a su anfitrión, el cardenal Rouco.
Previa a la propuesta, que es de su exclusiva responsabilidad. de someter al Rey el decreto de disolución de las Cámaras que corresponde firmar al Rey. La José Luis Rodríguez Zapatero anuncia que celebrada la cual, anuncia que procederá bajo su exclusiva responsabilidad, a proponer la disolución de las Cámaras que corresponde decretar al Rey y fijar para el domingo 20 de noviembre la fecha de las elecciones legislativas.