Zapatero y Urkullu se reúnen en secreto para cerrar un acuerdo con el que agotar la legislatura

José Luis Rodríguez Zapatero se reunió en secreto con Íñigo Urkullu, presidente del PNV, la noche del pasado miércoles en La Moncloa para negociar el apoyo de los nacionalistas a los Presupuestos Generales del Estado para 2012 , que permitiría al Gobierno cumplir su objetivo de concluir la legislatura.

Urkullu reclamó como condición previa que el Ejecutivo culmine el traspaso de todas las competencias pendientes del Estatuto de Gernika, tal y como se comprometió en el acuerdo de estabilidad que ambos suscribieron el año pasado, según informó a este diario una fuente conocedora del encuentro.

La entrevista tiene lugar tras la debacle socialista en las municipales del pasado 22 de mayo y después de que el partido resolviera la “batalla de las primarias” por la sucesión de Rodríguez Zapatero entre Alfredo Pérez Rubalcaba, vicepresidente y ministro del Interior, y Carme Chacón, ministra de Defensa, decantada a favor del primero. Una casualidad, según las fuentes consultadas, que aseguran que la cita había sido concertada antes de los comicios.

La misma noche de las municipales el presidente Zapatero anunció que no tenía intención de anticipar las elecciones generales, y el miércoles dio el primer paso para conseguirlo, para lo que es imprescindible sacar adelante las cuentas del Estado para el próximo año. Si no lo consiguiera, se vería obligado a una disolución anticipada de las Cámaras y, aunque el adelanto sería mínimo en fechas, obligaría al presidente a marcharse por la puerta de atrás.

El proyecto de ley de presupuestos será aprobado por el Consejo de Ministros el próximo septiembre, y el Gobierno sabe que no puede contar con los votos de PP, CiU y el resto de formaciones parlamentarias de izquierda (ERC, IU y BNG), lo que le obliga a recurrir de nuevo a los nacionalistas vascos y a Coalición Canaria (CC), como hizo el año pasado.

Nuevas contrapartidas

Zapatero y Urkullu analizaron la situación política creada tras las elecciones de mayo y la necesaria estabilidad del Gobierno para acabar la legislatura. Ambos líderes mantienen una buena sintonía personal, pero el del PNV es consciente de la situación de debilidad del Ejecutivo y está dispuesto a vender caro el apoyo de su partido. Como condición previa para empezar a hablar ha exigido al presidente que cumpla el acuerdo presupuestario del año pasado, por el que se comprometió a traspasar las 32 competencias pendientes del Estatuto de Gernika antes de fin de año.

Una comisión bilateral de ambos partidos mantiene desde entonces reuniones periódicas, pero los nacionalistas dicen que los traspasos no se concretan por las permanentes dilaciones de sus interlocutores. Urkullu ha dejado claro a Zapatero que si no cierra este apartado no entrará a negociar su apoyo a los presupuestos de 2012, por el que pedirá nuevas contrapartidas.

La entrevista tiene también lugar cuando los socialistas vascos han lanzado al PNV una oferta de “pacto global” para impedir que la coalición abertzale Bildu gobierne en los ayuntamientos en los que ha sido la fuerza más votada pero no tiene mayoría absoluta. El lehendakari Patxi López, líder de los barones que reclamaron la celebración de un Congreso Extraordinario del partido en lugar de las primarias, avisó al PNV, precisamente el miércoles, de que los pactos postelectorales en Euskadi los decidían los socialistas vascos y recomendó a los peneuvistas que desistieran de viajar a Madrid para negociar los mismos, en clara alusión a los frecuentes encuentros entre Zapatero y Urkullu. Esa misma noche, ambos se reunían en La Moncloa, y parece obvio que a espaldas del lehendakari y líder del PSE.

Los desaires de Zapatero a López han sido frecuentes desde que en 2009 se hizo con el Gobierno vasco gracias a un pacto con el PP que mandó a los nacionalistas a la oposición tras 30 años ininterrumpidos en el poder. El presidente del Gobierno no ha dudado en negociar con el PNV a espaldas del lehendakari con tal de garantizar la estabilidad del Ejecutivo, aún a costa de dejarle en evidencia y al deterioro de su imagen en el País Vasco. La creciente desafección entre ambos facilitó que López enarbolara la bandera de la renovación del partido al pedir un Congreso Extraordinario contra la voluntad de Zapatero. Éste le acaba de devolver la jugada.

EL CONFIDENCIAL, 3/6/2011