Asesinos natos

IGNACIO CAMACHO – ABC – 25/11/15

Ignacio Camacho
Ignacio Camacho

· Ni yihadistas, ni etarras ni talibanes. El verdadero criminal, con razón le dicen «matador», es Curro Romero.

Tantos años y tanta gente admirando a Curro Romero y resulta que se trataba de un asesino ritual, un serial killer. Con razón le dicen «matador». Lo han tenido que revelar los antitaurinos de la izquierda radical, que le han amanecido su estatua sevillana con las manos pintadas de rojo sangre. Esta gente tiene gran tino y perspicacia para descubrir criminales que habitan entre nosotros disfrutando de respeto, honra y fama. Gracias a ellos supimos cuando la crisis de los desahucios que los banqueros eran en realidad terroristas de cuello blanco.

O que Aznar ejercía de destripador de niños iraquíes que provocó con su saña imperialista la justa venganza de los moritos de Lavapiés. Estamos rodeados de monstruos encorbatados que viven una apacible existencia camuflados de seres normales y gozando de la estima ciudadana, y seguiríamos ajenos a su inquietante presencia si no fuese por estos benefactores a los que algunos llaman exaltados. La de veces que yo mismo habré saludado a Curro sin darme cuenta de que estaba ante el autor de una hecatombe (literal: en griego, cien bueyes) perpetrada con la misma mano que me estrechaba.

Sensu contrario, la bienaventurada irrupción de este izquierdismo de escrache nos ha permitido comprobar que tipos comúnmente tenidos por indeseables eran en realidad excelentísimas personas dignas de la mayor confianza. Muy en primer lugar los batasunos, que continuarían confundidos con testaferros de ETA si Podemos no los hubiese rescatado como socios preferentes en Navarra y ciertos municipios del norte. Sin la tarea pedagógica de Iglesias y Monedero, una mayoría ignara seguiría teniendo por brutales carniceros a esos etarras que en realidad habían sido lúcidos pioneros en cuestionar la Santa Transición como una monumental estafa del tardofranquismo.

Este sensacional descubrimiento fue verbalizado en una televisión iraní, sufragada por ese régimen liberal al que los habituales malpensados consideraban la pidador de mujeres y torturador de gays. Otro craso error, como el de etiquetar de dictador homicida a Castro y de émulo suyo al glorioso comandante Chávez. O como el de creer que talibanes y yihadistas albergan el designio fanático de aniquilar nuestra civilización, visión etnocéntrica cargada de arrogancia moral e insensible a la evidencia del sufrimiento causado por Occidente a la pacífica nación musulmana. Vivimos bajo una opinión pública velada por prejuicios insanos que por fortuna van a quedar barridos gracias a la feliz aclaración de esta izquierda injustamente acusada de extremismo iluminado.

Ha sido una gran suerte disponer de tan esclarecido criterio para poder salir de nuestra ofuscada confusión y distinguir a tiempo a tanto criminal emboscado. Como ese Curro de Camas al que los aficionados consideraban tan genial en el arte de engañar a los toros como torpe para desarrollar la habilidad de matarlos.

IGNACIO CAMACHO – ABC – 25/11/15