Pareto en Sanfermines

EL CORREO 15/07/13
MAITE PAGAZAURTUNDÚA

Hay una generación de políticos que, sin llegar a tener cuarenta años, llevan liberados en sus organizaciones políticas desde que salieron de la universidad. A lo mejor esto pasa en otros países, yo sinceramente desconozco el dato, pero lo cierto es que la circunstancia señalada aporta un tono peculiar a nuestro sistema político. Maiorga Ramírez es uno de estos jóvenes pero muy bregados profesionales de la política. En su caso, sin embargo, actúa otro factor singular, y es que el que fue secretario de organización y después líder de Eusko Alkartasuna en Navarra desde su tierna juventud es, desde 2011, representante electo de Bildu.
La ley de buenas prácticas en la política debería aplicarse siguiendo el diagrama de Pareto, que ayuda a ordenar y afrontar los problemas. Se entiende que si bien hay muchas cuestiones triviales, pocas son vitales en la intervención política o de gestión. Ya se sabe que los mortales de a pie nos confundimos mucho y nos podemos entretener en muchos problemas bobalicones, pero nuestros próceres deben saber identificar y resolver aquellas cuestiones que son muy importantes y que –qué cosas– resulta que son muy pocas.
Podría analizarse si el sabotaje al chupinazo podría ser considerado como una cuestión menor o no. No es menor que en Navarra se haya matado para cambiar el marco jurídico político y se haya hecho enarbolando una ikurriña. No es una cuestión menor que los herederos de la antigua Batasuna se hayan servido de otras siglas y de dirigentes provenientes de otros partidos para eludir afrontar con claridad y transparencia sus conexiones con una estrategia de décadas de persecución en la comunidad navarra hacia quienes no son nacionalistas vascos. Y para eludir, sobre todo, una crítica clara y explícita de esa historia que todavía nos marca y que sin verdad resulta abrumadoramente tóxica.
Pocas cosas vitales e importantes, sí. Ahora bien, lo que molestó al joven político es que, al parecer, UPN y PSE crisparon el ambiente festivo. Extraordinario juicio, si tenemos en cuenta que fueron personas muy posiblemente afines a las siglas que él representa quienes sabotearon el lanzamiento del cohete que da paso oficial a las fiestas en honor de San Fermín. El joven político señaló que el acto de tapar el balcón donde se inician oficialmente tales fiestas fue «una iniciativa espontánea, no violenta y absolutamente normalizada». No hay que ser experto en cuestiones políticas para deducir que aquello, espontáneo, espontáneo, no fue. Para muchos pamploneses y navarros, además, resultó moralmente violento y la calificación de normalización resulta un mal chiste, habida cuenta de lo que se tapa.