PSC y PP tienden puentes con Artur Mas para frenar el ascenso de ERC y Podemos

EL CONFIDENCIAL 10/11/14

Artur Mas como mal menor. Artur Mas como parapeto para frenar la irresistible ascensión demoscópica de ERC y Podemos en Cataluña. Lo que salvará a Artur Mas no será el éxito del 9-N, indiscutible sea cual sea el recuento final. Lo que le permitirá seguir en el Palau de la Generalitat será la confluencia de intereses de los dos grandes partidos españoles y que se resumiría en el refrán: más vale malo conocido…

Fuentes políticas confirman un acercamiento en el sector anticonsulta de los partidos catalanes, en concreto entre el PSC de Miquel Iceta y el PP catalán de Alicia Sánchez-Camacho. El objetivo de ambas formaciones pasaría por apoyar a Artur Mas para utilizarlo como parapeto ante los buenos augurios que deparan las encuestas a los republicanos de Oriol Junqueras y la irrupción de Podemos en la Cámara catalana.

Un avance de las autonómicas tras el 9-N sólo serviría para que un Junqueras ganador proclamase en el Parlament una declaración unilateral de independencia y elevase el conflicto catalán a la enésima potencia. Y para que Podemos mostrase su fuerza antes de las municipales, puesto que las encuestas, sin candidato catalán, ya le otorgan 11 diputados. Además, para el PP hay otra ventaja en esta alianza contra natura: frenar la progresión al alza de C’s en este momento. La continuidad de Mas es una garantía de que todo esto no pase… aún.

Las fórmulas pueden ser diversas: una abstención del PP y el PSC en el Parlament para que Artur Mas apruebe los Presupuestos del 2015. O una alternativa que permita marcar perfil a unos y otros en la cual el PP se abstenga y los socialistas catalanes voten a favor. Con el futuro de los Presupuestos del 2015 despejado, CiU puede acabar la legislatura y ganar dos años.

Iceta incluso se permite elogiar de manera pública a Alicia Sánchez-Camacho, calificándola de “persona valiente que debería tener más influencia en el PP español”. Pero con tacticismo político de corto alcance no se soluciona todo.

Posibilidad de conversaciones
Tanto en el PSC como entre los populares catalanes son conscientes de que su acercamiento será inútil si no abren conversaciones serias entre la Moncloa y la Generalitat para negociar un nuevo estatus para Cataluña dentro de la Constitución. Es decir, tacticismo, sí, pero sólo como aderezo de la alta política, de un gran acuerdo entre los partidos catalanes y el Gobierno español para negociar un nuevo marco, un nuevo encaje catalán en España.

Este diálogo le serviría a Artur Mas como argumento para romper con Junqueras y las CUP, pese a que colectivos como la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC) le presione para mantener la unidad de los soberanistas.

La ANC es un actor político en sí mismo. Han llevado el peso de las movilizaciones estos dos años y han demostrado una capacidad logística nada despreciable que culminó ayer con la celebración de la consulta simbólica, por lo que Mas la ha de tener en cuenta para futuros equilibrismos.

Rajoy, indeciso
No se sabe qué hará el presidente español, Mariano Rajoy, respecto a una apertura de proceso de negociación que pueda dar oxígeno a Artur Mas. Algunos sectores del Gobierno quieren abrir el proceso ahora que ya no tienen la pistola en el pecho de la consulta del 9-N. Pero la opinión no es unánime.

Fuera del Gobierno, la tendencia en el PP es contraria a un acuerdo. Tanto María Dolores de Cospedal como el resto de los barones regionales se oponen a un nuevo estatus para Cataluña, algo que Rajoy también tendrá muy en cuenta.

En la partida de Cataluña no ganará el más astuto, como defiende Artur Mas, sino quien cometa menos errores. Recurrir la consulta simbólica ante el Tribunal Constitucional y crear esa imagen de fruto prohibido sólo ha servido para movilizar a la población, incluso más allá del independentismo.