‘Armisticio’

Victoria Prego, EL MUNDO, 18/10/11

Si no fuera por el peso tremendo de la memoria de lo sucedido, el espectáculo de ayer de San Sebastián sólo podría mover a la chacota. Pero el asunto del que los políticos invitados por Batasuna se ocuparon durante apenas tres horas es lo bastante dramático como para que sólo mueva a la indignación.

No importa nada la buena o mala voluntad que haya podido mover a estos señores a venir a España a hacer recomendaciones para, dicen ellos, «alcanzar la paz». Lo que importa es lo que han dicho. Y lo primero que han dicho, y que destrozaría por sí sólo el resto de su declaración si no fuera porque lo que le sigue  es igualmente inadmisible, es que el terrorismo que padece España constituye «la última confrontación armada en Europa».

No hace falta seguir leyendo. Estos llamados mediadores parten de una base inaudita: la de que en nuestro país hay una guerra con dos bandos que se matan entre sí. Y como no se les puede achacar ignorancia porque al menos habrán leído los periódicos españoles antes de llegar, sólo se puede concluir que han servido a quien les paga.

Nada de lo que hay en esa declaración contradice a ETA ni tuerce ni uno solo de sus objetivos. Envueltas en lenguaje diplomático ahí están, resumidas y endulzadas con unos gramos de retórica, sus pretensiones. A saber: la implicación de España y Francia en unas conversaciones con la banda; la mesa para tratar las armas y los presos; la mesa para negociar sus exigencias políticas; la celebración del referéndum –naturalmente de autodeterminación– y, para rematar, la espantosa equiparación de las víctimas con sus asesinos a lahora de su reconocimiento final.

Por eso sólo han estado en Ayete de dos a cinco de la tarde. No había nada que observar, no han visitado a las víctimas de ETA, no han hablado con los líderes políticos democráticos, no se han fijado ni de lejos en la realidad. Se han limitado a cumplir con el papel diseñado hace tiempo por la banda a la que no han pedido que se disuelva porque, claro, al tratarse de una «confrontación armada», lo conveniente es pedir diálogo y negociación.

La responsabilidad del Gobierno en esta mascarada, haga lo que haga ETA ahora, es mayúscula. El no haber hecho nada es ya haber hecho mucho. Mucho ymal. Un Gobierno serio no puede mentir así a sus ciudadanos. Dice que no estaba enterado de lo que iba a suceder. Claro que lo estaba, por supuesto que sí. Lo sabía y lo aprobaba porque permitió que se desarrollara así. Y no sólo ha dejado hacer, con lo que de hecho estaba respaldando la convocatoria y sus resultados, sino que la ha saludado, por boca del lehendakari, como «una buena noticia para todos». Una buena noticia para el mundo proetarra, sí. Para los demócratas, no. El presidente del PSE, Eguiguren, tuvo una intervención correcta y apropiada. Pero, tan sólo por conocer, como desde luego conocía, el primer párrafo de esta declaración, su presencia en este foro le convierte a él, a su partido y al Gobierno de todos nosotros en partícipes de un insulto a nuestra democracia y a nuestra Historia.

Victoria Prego, EL MUNDO, 18/10/11