‘Espazio kultural alternatibo’

Santiago González, EL MUNDO, 24/9/11

Una juez ordenó ayer el derribo del edificio que albergaba el gaztetxe Kukutza y el alcalde de Bilbao explicó con muy buenas razones su posición en defensa de la legalidad y ya escribir esto es un síntoma de la anomalía en que vivimos, porque la legalidad en democracia es una razón preexistente a cualquier otra y no habría que decir más. Iñaki Azkuna sí cree en el derecho a la propiedad, pero no en la democracia asamblearia, ni en el derecho de los vecinos a apropiarse de un espacio que no es suyo sin otro título de propiedad que la bandera de su ideal. Que alquilen un local y pidan subvenciones, como todos.

Está claro, los de Kukutza que alquilen un local y pidan subvenciones, como todos

Siempre he tenido la impresión de que la extensión de la actitud independentista a todos los órdenes de esta vida comportaba más independientes que ventajas. Es lo que el encantador lenguaje sindicalista llamaba ‘el marco autónomo’ en tiempos en los que hablar de ‘independencia’ no estaba tan en boga como ahora. Recordarán brillantes expresiones como «marco autónomo de relaciones laborales» y «marco autónomo de diálogo social », derivados socialdemócratas del marco autónomo de la lucha de clases.

Nosotros les dimos la grafía, (marko autónomo okupa) y ellos nos ganan por la mano quedándose con el concepto y el espacio. Todavía nos quedan cosas que aprender. Más allá de la k hay cuestiones importantes. Por ejemplo, la naturaleza del espacio a ocupar. ¿Es lo mismo okupar un espacio privado que uno público? No. La insigne politóloga que fue la primera ministra de Kultura nombrada por Zapatero y que todavía discute a Rosa Aguilar la cabeza de la lista cordobesa del PSOE para el 20-N, dijo en memorable ocasión: «Estamos hablando de dinero público y el dinero público no es de nadie». Como su propio nombre indica, debió haber añadido.

Puede parecer un sinsentido que lo sustantivo ceda su protagonismo a lo adjetivo, que la usurpación de un espacio ajeno establezca distingos entre público y privado, pero así viene siendo desde hace ya tiempo. La ocupación del edificio de Rekalde y su transformación en gaztetxe por Kukutza duraba ya trece años, hasta que su legítimo propietario ha decidido muy legítimamente dar al inmueble de su propiedad un uso distinto al de ser un permanente espazio kontrakultural alternativo y gratuito.

Para empezar, los okupas de Rekalde no han sabido dotarse de un argumento de autoridad moral, ni de un líder espiritual que amparase su ocupación, un nonagenario amable, modelo Hessel. No tienen más que comparar resultados. Los del 15-M no fueron a ocupar un espacio ajeno a los alrededores industriales deMadrid, pongamos Villaverde Bajo. En lugar de eso ocuparon la Puerta del Sol, el centro neurálgico de la capital, que en unos días quedó convertida en una esplendorosa bidonville, que parecía los alrededores de El Cairo. El espacio era público, pero sus ocupantes gozaron de la simpatía de las autoridades, que les manifestaban su simpatía, desde el presidente del Gobierno al ministro del Interior y candidato socialista, que inspiró parcialmente en las asambleas indignadas su campaña electoral.

Santiago González, EL MUNDO, 24/9/11