Tonia Etxarri-El Correo

Hablan de pluralismo quienes marginan al centro derecha en la Mesa del Parlamento vasco

La socialista Idoia Mendia se presenta como la «llave» de la mayoría absoluta del nuevo Gobierno de Urkullu. Pero en realidad lo que va a tener el nuevo lehendakari en esta legislatura va a ser un llavero. En el Ejecutivo y en el Parlamento.

La dirigente socialista ha ido dejando de lado su señuelo de apoyar al PNV en el Gobierno vasco desde fuera. Una actitud que mantuvo como una posibilidad nada más conocer los resultados electorales en los que el PSE había quedado por debajo de sus expectativas. De su experiencia en la pasada legislatura gobernando con Urkullu, queda la convicción generalizada de que el perfil socialista había quedado nítidamente desdibujado. Si con nueve escaños socialistas y 28 peneuvistas sosteniendo el Ejecutivo, el partido de Sánchez en Euskadi tuvo problemas para marcar su propio espacio, ahora con 10 diputados acompañando a los 31 jeltzales, asomaron las dudas. Se entendía la sensación de vértigo expresada por Odón Elorza. El ex alcalde de San Sebastián llegó a replantearse, al calor de la resaca electoral, el pacto de gobierno con el PNV proponiendo un cambio de estrategia de alianzas porque se temía que podría acabar por «asfixiar» el proyecto de su partido. El propio delegado del gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, tampoco concebía al PSE como «una fuerza política subalterna del nacionalismo».

Idoia Mendia dejó caer el guante. Un rato, unos días. Pero pocos interlocutores lo recogieron. El PNV, con sus 31 escaños y sus 349.420 votos, contempla esta negociación sabiendo que tiene mucho más que la llave de los socialistas para formar gobierno. Tiene un llavero para abrirse puertas en el Parlamento vasco con más mayoría independentista de la historia. Por eso, el PNV no le dio mucha importancia al mus de Idoia Mendia. La líder de los socialistas vascos ya no se pasea por el alambre. Porque no descarta entrar ella en el Ejecutivo. Más allá de que acabe relevando o no al consejero Arriola (que quedó en situación comprometida después del derrumbe del vertedero de Zaldibar), lo cierto es que el PNV está más fuerte que en la legislatura pasada. Quiere cerrar la negociación sin mayores dilaciones. Y en la oposición, bien lo saben los socialistas, hace mucho frío.

Otra cosa será la influencia que puedan ejercer sobre el PNV. La trayectoria reciente de los dos partidos nos demuestra que tienen más poder de influencia los seis escaños del PNV en el Congreso que el que puedan llegar a alcanzar los diez socialistas en el futuro Gobierno vasco.

Hoy se conforma la Mesa del Parlamento. El primer acuerdo de la nueva legislatura ha dejado al centro derecha fuera de juego. Ya ocurrió en la pasada legislatura. La discriminación hacia los mismos se repite. El PP de Iturgaiz se rebela. El PNV ha manejado dos llaves: la de facilitar la entrada de Podemos para quitarle una representación a Bildu y la de quitar visibilidad a PP+Cs para seguir desanimando al votante conservador que acaba llamando a su puerta. Los firmantes de este pacto hablan de compromiso con la libertad, la democracia y de un pluralismo político que no han aplicado en esta ocasión. Hablan de «intentos de retroceso» aludiendo a la extrema derecha. Pero, curiosamente, de quienes siguen justificando la historia de ETA y van dando lecciones de democracia, ni palabra. Crisis sanitaria, económica y, por lo visto, desmemoria. La nueva legislatura. Empieza la función