EDITORIAL EL MUNDO – 23/06/15
· En una extensa entrevista en la New Left Review, Pablo Iglesias afirma que «el conflicto en el País Vasco ha perdido su centralidad, algo que fue esencial para el régimen» y señala que el abandono de «la lucha de ETA» ha dejado unos «500 prisioneros» que cumplen su condena a cientos de kilómetros de sus hogares. Y luego afirma que estamos «ante un problema político trágico», sin concretar si se refiere a la situación de los presos o a las consecuencias de las acciones de ETA. De una cosa sí que no cabe duda: manifestó empatía hacia los verdugos olvidándose de mencionar siquiera a sus víctimas. Esa falta de sensibilidad en Iglesias es muy censurable.
La traducción del inglés de sus palabras es literal. No sabemos los términos en los que se expresó en español, pero habla del «conflicto» vasco y nada dice sobre las 800 personas asesinadas por ETA, a las que nadie podrá ya devolver la vida. Iglesias emplea el vocablo struggle, que significa lucha, cuando podría haber utilizado «violencia» o «terror». Fuentes de Podemos matizaban ayer que se trata de un problema de mala traducción ya que Iglesias se refería al emplear el término de «trágico» al problema vasco en su conjunto y no a la dispersión de los presos. El texto deja lugar a dudas.
La prueba de ello es que Iñigo Errejón aseguró ayer respecto a la dispersión que las familias de los presos «no deberían pagar una pena adicional» y precisó que ello no forma parte de un razonamiento político sino «humanitario». Sostiene así lo mismo que afirma Iglesias en esta entrevista. El problema es que, cuando lo dijo, no sabía que su compañero daría marcha atrás.
Es verdad que Iglesias y Podemos han condenado en más de una ocasión el terrorismo de ETA. Como también lo es que muchas otras veces han tratado de obtener rédito político y de agitar el debate público jugando al equívoco sobre un asunto tan delicado. Por eso su desmentido no es creíble. No lo es porque tiene una visión absolutamente sectaria de lo que él llama «conflicto», recordando a los presos y olvidando a las víctimas. El lenguaje le traiciona. Iglesias se distancia de la dinámica tradicional entre derecha e izquierda y asegura que Podemos es una formación «transversal» que pretende ocupar «la centralidad» del mapa político. Dificilmente podrá lograr ese objetivo si persiste en su ambigüedad sobre ETA.
No será fácil que Iglesias pueda evitar la larga sombra de la banda terrorista cuando su formación ha sido clave para que Bildu obtuviera la alcaldía de Pamplona y algunas ciudades vascas. Como dice el proverbio, obras son amores y no buenas razones.