Alarma Yihadista

EL CORREO 30/06/15
FLORENCIO DOMÍNGUEZ

El País Vasco, al igual que el resto de España, se encuentra en el nivel de alerta 4 ante el riesgo provocado por el yihadismo. Es el segundo grado más alto, sólo por detrás del que se decreta cuando existe un peligro inminente de atentado. La secuencia de acciones terroristas perpetradas en los días precedentes en Francia, Túnez, Kuwait y Somalia, junto con las amenazas abiertas del Estado Islámico, han llevado a los gobiernos de todos los países a reforzar las medidas de seguridad para hacer frente al yihadismo. No hay territorio que pueda considerarse ajeno a la amenaza y eso concierne también al País Vasco.

Euskadi no tiene un foco de radicalismo islámico tan extendido como tiene, por ejemplo, Cataluña, donde una cuarta parte de las comunidades islámicas están identificadas con los sectores más fundamentalistas. Las numerosas operaciones policiales realizadas en Cataluña han evitado que se materializaran varios planes terroristas en los últimos años, confirmando que el territorio catalán es uno de los focos donde más alto es el riesgo. Pero en el País Vasco han vivido al menos cuatro radicales que han acabado enrolados en la guerra de Siria, donde tres de ellos –Redouan Bensbih, Noureddine el Mejdoubi y Radwan Hamidi– han perdido la vida combatiendo en las filas del Frente Al Nusra (la franquicia de Al Qaeda) o del Estado Islámico (Daesh).

España, en su conjunto, tampoco es un país del que hayan salido un gran número de radicales (menos de 200) hacia las guerras de Siria e Irak en comparación con otros países europeos. Sin embargo, comparte el mismo peligro que las demás naciones europeas e, incluso, tal vez un poco más por la significación simbólica que Al Andalus, la España musulmana de la Edad Media, tiene en el imaginario yihadista.

Frente a esta amenaza de carácter global e indiscriminada, la medida más eficaz de protección reside en la colaboración entre cuerpos de seguridad, en el intercambio de información y en el desarrollo conjunto de operaciones cuando llega el caso. Ningún país en solitario, ni siquiera los más grandes y con mayor aparato de seguridad, pueden combatir el terrorismo yihadista en solitario. Hay decenas de yihadistas cruzando fronteras y para su control hace falta cooperación. Hace unos días se detuvo en Polonia a un miembro del Estado Islámico que residía en Alicante antes de irse a combatir a Siria y al que el Daesh le había dado permiso temporal para que pudiera visitar a una mujer de la que estaba enamorado. La colaboración de la Guardia Civil con la policía polaca permitió su captura y puso fin a su actividad terrorista.

En el País Vasco también es necesaria la colaboración entre servicios policiales. En este sentido, la Ertzaintza mantiene una colaboración con los servicios de información del Estado muy superior a la que se reconoce políticamente.