ABC – 22/12/15
· Tendrá conversaciones con todos los partidos que coincidan en la Constitución, España y la lucha antiterrorista.
· Respuesta al expresidente del Gobierno: El presidente Rajoy contestó a Aznar, que le pidió un congreso «abierto» sobre el futuro del partido, asegurándole que se hará «porque toca»
· Carta blanca para negociar: Los «barones» populares fueron al comité ejecutivo dispuestos a dar «carta blanca» a Rajoy para intentar alcanzar un acuerdo de investidura.
Ni un paso atrás. Ni los malos resultados electorales –16 puntos y 63 diputados menos que en 2011– ni las evidentes dificultades que se presentan para formar un gobierno mínimamente estable parecen haber arredrado a Mariano Rajoy, que ayer manifestó, dentro del comité ejecutivo nacional de su partido y a la salida del mismo, su voluntad de continuar liderando no solo el partido, sino también su país. Ni la inopinada presencia del expresidente Aznar –que auguraba una tormenta que no se produjo– le movió un milímetro de su posición: está dispuesto a dar la batalla por ser investido de nuevo presidente: «Empeñaré mis esfuerzos en ese diálogo y en que llegue a buen puerto».
Desde el punto de vista del momento político, el PP a su juicio «ha ido de menos a más» en la campaña, consiguiendo al final ser el partido más votado en el conjunto del país, en 13 de las 17 comunidades autónomas y en 39 de las 52 provincias, destacó el presidente. «El mandato democrático exige que esta formación sea la que lidere la tarea de formar un gobierno estable», informó, y a esa tarea va a aplicarse desde ahora.
Ya ha mantenido algún contacto posterior a las elecciones: telefónico con Pedro Sánchez, vía mensaje con Albert Rivera, y de Pablo Iglesias dijo haber recibido también un mensaje el domingo, pero «era para una cosa poco importante».
La tesis de Rajoy
La tesis del presidente es esta: la gran mayoría de los españoles, aun votando a distintas opciones, han apoyado a partidos que defienden la unidad de España, el cumplimiento de la ley, la soberanía nacional, el orden constitucional, el papel de España en Europa y la lucha contra el terrorismo. Con estas premisas, dijo, abrirá negociaciones con todos los partidos que coincidan con el PP en estos puntos, para buscar un gobierno que «ofrezca certidumbres dentro y fuera de España» sobre «el rumbo de las instituciones del país, el rumbo económico y social, y el rumbo de España en la UE».
Rajoy advierte que la fragmentación política del futuro Parlamento «no puede ser un elemento de parálisis, bloqueo o inacción» porque «España no se lo puede permitir» y sería «tremendo, lo peor que le podía pasar al país». Por eso piensa dedicarse en cuerpo y alma –con la intensidad de un opositor– a lograr que ese diálogo con otras fuerzas políticas dé sus frutos. «Empeñaré mis esfuerzos».
Espera haber podido hablar «con la mayor gente posible» de otros partidos antes del día 13 de enero, cuando se constituirá el nuevo Parlamento. Desde la primera votación de investidura –que requiere mayoría absoluta para prosperar– hay un plazo de dos meses para probar otras fórmulas, y Rajoy no piensa cejar hasta conseguir su objetivo: un gobierno «estable para España». Pero no quiso mencionar a ningún partido en concreto, ni excluir tampoco a ninguno, porque en este terreno, insistió, «la prudencia» es fundamental.
La estabilidad que busca, reiteró, es básica para mantener a España en la senda de la recuperación, pero también para dejar claro ante los socios europeos que «nadie va a llegar a la UE saltándose las normas, diciendo que quiere hacer referéndums o que no va a cumplir algún acuerdo».
Consideró muy importante «contar con el apoyo de José María Aznar para mi investidura». El expresidente del PP fue la sorpresa del comité ejecutivo nacional del PP, que ayer se reunió en su sede madrileña de Génova para analizar los resultados electorales.
Aznar habló
Aunque se sospechaba que la presencia de Aznar –que no acude habitualmente al comité– podía incluir algún «recado» para Rajoy por sus malos resultados electorales –después de haber hecho públicas algunas críticas por los «avisos» de los electores desoídos por la dirección popular–, el presidente de honor del PP fue muy constructivo en su intervención.
En ella, pidió una «reflexión profunda» sobre la «evolución» del voto al partido en los últimos comicios, que les permitiera «recuperar» el espacio del centro-derecha. Y a continuación, recordó que está pendiente de celebrarse el congreso del PP, que él pidió «abierto» para que «los militantes puedan decidir el futuro de nuestro proyecto y elegir la dirección del partido», y al que él no tiene «ninguna intención» de presentarse aunque quizá participe «como militante».
Rajoy le respondió: por supuesto que habrá congreso, «porque toca», y será «abierto, como todos los congresos del PP», y el actual presidente popular sí que se presentará, porque «tengo fuerzas y ánimos».
Curiosamente, ayer mismo hizo también referencia a la necesidad de un «congreso abierto» en el PP la Fundación Floridablanca, vinculada ideológicamente a los populares. En un editorial en su página web, planteaban la necesidad de iniciar el «ineludible proceso de renovación interna» en el PP.
El comité ejecutivo popular, salvada la intervención –correctísima en su tono– de Aznar, fue cómodo para Rajoy, a pesar del varapalo electoral. Él mismo agradeció el apoyo que le habían manifestado sus colegas, «enormemente generosos», reconoció, y dispuestos a darle carta blanca para intentar alcanzar un acuerdo de investidura que proporcione un gobierno estable para España.
La llamada general fue a mantener la cabeza fría y «no dejarse llevar por los sentimientos», como propuso Jesús Posada. Y confiar en que no se impidiera a Rajoy formar gobierno, como avisó Alberto Núñez Feijóo. Claro que la frase más comentada fue la de José Antonio Monago: «Ni Rajoy ni nadie es imprescindible. Nadie lo es en la vida, y quien piense lo contrario se equivoca», tan contundente que tuvo que aclarar que no tenía segundas intenciones.
ABC – 22/12/15