EL MUNDO – 06/03/16
· Anuncia la refundación de la izquierda ‘abertzale’ con un programa social para frenar a Podemos en las elecciones.
· El líder es el mismo. El objetivo final, también: la independencia del País Vasco. Pero su discurso ha cambiado y la senda por la que se dispone a alcanzar esa meta, también.
· Arnaldo Otegi se presentó ayer, cuatro días después de recuperar la libertad, ante miles de simpatizantes que lo aclamaron en el Velódromo de Anoeta de San Sebastián como el renovado ideólogo que va a refundar la izquierda abertzale para rescatarla del shock que le produjo la pérdida de casi 100.000 votos en Euskadi, absorbidos por Podemos, y del distanciamiento de las nuevas generaciones con el otrora partido de los jóvenes revolucionarios vascos.
Y todo para encaminarse hacia un nuevo reto, «abrir cuanto antes un segundo frente al Estado» como el planteado en Cataluña para «poner en marcha, de una vez por todas, un proceso independentista en este pueblo». El dirigente abertzale advirtió de que durante los seis años que ha pasado en prisión ha tenido «mucho tiempo para pensar»: «¡Que se preparen!», anunció.
Ante un abarrotado pabellón, Arnaldo Otegi anunció ayer que el proyecto de la izquierda abertzale debe repensarse para volver a conectar con la sociedad vasca y saber «detectar» sus demandas. Preguntó a los presentes si era cierto «lo que me han dicho, que habéis perdido la ilusión», para responderse que, si es así, «es hora de recuperar la ambición porque ganaremos y Euskal Herria tendrá un estado independiente». Llamó a mirarse en el espejo de Cataluña, «qué ejemplo nos están dando, cuánto estamos aprendiendo», dijo.
E invitó a abrir una fase de autocrítica para no repetir los errores del pasado. En ella no incluyó referencia alguna al apoyo que durante décadas ha dado este mundo a la violencia de ETA. Tampoco a la necesidad de que la banda terrorista se disuelva y menos aún a su relación con las víctimas del terrorismo o a la reparación del daño causado. En este ámbito, Otegi no miró a su pasado. La autocrítica del renovado ideólogo abertzale fue más bien estratégica, orientada a resituar a su mundo en un escenario radicalmente diferente al que lo dejó hace seis años y medio, antes de entrar en prisión.
Otegi señaló que cuando la izquierda abertzale comenzó en 2009 a poner en marcha su nueva estrategia independentista, no supo detectar que las prioridades sociales habían cambiado, que la crisis había alejado a la gente del discurso que propugnaban.
Por eso, Otegi subrayó ayer las demandas sociales e incorporó en su intervención reivindicaciones como la justicia social, la defensa de los derechos de los trabajadores o de los derechos de las mujeres. En el renovado y refundado mensaje que el líder independentista quiso trasladar ayer a sus correligionarios, los presos de ETA pierden protagonismo. Incluso, se puso la venda antes de la herida. Lo hizo cuando había transcurrido media hora de intervención, «muchos os preguntaréis cuándo habla este tío de los presos… Lo he hecho desde el primer minuto porque en este proyecto que planteo están incluidos todos, también ellos», dijo.
No ocultó que en los últimos años la izquierda abertzale ha pasado por cuatro fases, desde su holgada victoria en las municipales y forales de 2012 hasta hoy, «sobreexcitación, bloqueo, frustración e inacción». Llamó a sus simpatizantes a pensar y a analizar «qué nos ha ocurrido» antes de poner en marcha un nuevo proyecto, «en la cárcel yo he tenido mucho tiempo para pensar cómo luchar contra el enemigo», aseguró, «¡así que se preparen!», añadió.
No ocultó que la gestión de las instituciones llevada a cabo por la izquierda abertzale no ayudó a conectar con el electorado, tampoco no haber sabido escuchar a la ciudadanía. Por ello, instó a comenzar una nueva fase escuchando, «es lo que ahora nos toca», para construir un proyecto integral «con el pueblo y no para el pueblo».
Durante su intervención, Otegi se dirigió en varias ocasiones hacia las corrientes «de izquierdas y populares» de todo el Estado ––sin citar expresamente a Podemos– para colaborar en la lucha contra un estado «indecente» que no podrán cambiar. «A los sectores populares les pedimos que sean honestos», aseguró, y cuando comprueben por ellos mismos que «no podrán democratizar» España, se sumen a los independentistas.
Denunció la presión ejercida durante años contra los militantes de la izquierda abertzale, «pero no nos van a detener». Respondió incluso las palabras de José María Aznar que lo tildó de «falso profeta» y lo hizo recordándole el Evangelio de San Lucas en el que asegura que «Jesucristo anunció la libertad de los pobres y de los presos».
EL MUNDO – 06/03/16