Jon Juaristi-ABC

  • Una visión de Yeats: «¿Qué bestia violenta, llegada al fin su hora, se arrastra hacia Belén para nacer?»

La mayoría parlamentaria ha legalizado la eutanasia. Es la forma de celebrar la Navidad que tiene esta gente. Picasso, que odiaba los belenes, hizo estallar una bomba en el Portal y le salió el Guernica. Hace cien años, el poeta irlandés W.B.Yeats vio al Anticristo arrastrándose hacia Belén para nacer allí.

En Madrid, donde resido, hay una oferta de belenes clásicos españoles y napolitanos en el Museo de Historia de la ciudad y en el de Artes Decorativas, en el Palacio Real y, supongo, en la sede del Gobierno de la Comunidad Autónoma en Puerta del Sol, sin contar los de las iglesias. Me gusta visitar los belenes. ¿Saben ustedes cómo se llaman los naturales de Belén?: figuritas. Mi maestro don Julio Caro Baroja contaba en sus memorias que le entró la vocación de antropólogo cuando, de niño, le llevaban a comprar figuritas para el belén en los tenderetes de la Plaza Mayor.

La palabra «belén» siempre ha tenido para mí algo de exótico, porque en Bilbao al belén le llamábamos «nacimiento». En las casas bilbaínas se ponía el nacimiento, no el belén. Y al Portal de Belén no lo llamábamos «el misterio», como en Madrid, sino «el portal», de la misma manera que al Athlétic Club de Bilbao no lo llamábamos «el Bilbao» sino «el Athlétic».

Por lo que recuerdo, los belenes bilbaínos eran más sobrios que los de Madrid, y no digamos nada de los napolitanos, que solían incluir figuras tomadas de la Comedia del Arte, como Polichinela, y también un personaje ferozmente escatológico que representaba el judaísmo en general, al que el nacimiento del Mesías le habría pillado obrando y sin papel. Yo creo que se trata, en realidad, de una blasfemia figurativa antisemita. El caso es que Cataluña lo naturalizó en caganer y le puso barretina, como a Rufián. La aportación del nacionalismo vasco al belén es Olentzero, un carbonero gordo que ha sustituido a los Reyes Magos. La pareja de hecho de Olentzero es Mari Domingui, una figurita del belén tradicional, donde hacía de ventanera zarrapastrosa, como la Vieja del Visillo. Ahora la han convertido en una vasca medieval con tocado fálico.

Olentzero es el que trae juguetes a los niños vascos, y ha escrito una carta a los de Lejona (Vizcaya), riñéndoles porque no le escriben las suyas en eusquera, único idioma que él domina. A los Reyes Magos les podías escribir en chino mandarín y te entendían, porque tenían don de lenguas y además cada uno reinaba sobre un continente entero: Melchor, sobre Asia; Gaspar sobre Europa y Baltasar sobre África, como herederos de los hijos de Noé. Incluso Papá Noel, que es lapón, se defiende en catalán, lo que no es de extrañar. En fin, el belén ha servido siempre de pretexto para la crítica sociopolítica en forma de villancico subversivo. He aquí el último que he oído acompañado de zambomba por la Gran Vía: «En el Portal de Belén/ ha entrado Salvadorilla/ y ha multado a Jesucristo/ por no llevar mascarilla».