Si los partidos que quedan segundos han sido los primeros en el poder, y en algunos casos como el PNV en Alava, los terceros se han hecho con la makila de la Diputación.. «¿por qué no votar en aluvión, a los que no queremos que gobiernen? Así , si ganan no gobernarán.
Una carrera tan desigual y sobre todo, de tan largo recorrido, la que ha realizado el socialista navarro Fernando Puras por el callejón que debía conducirle a la presidencia del gobierno, para terminar de esta forma. Sin que la dirección de su partido, la que le colocó en el puesto justo en el preciso momento en que reinaba cierta desorientación sobre la política de negociación con ETA, no le haya dado la razón en su penúltimo giro sobre la política de alianzas. No es la primera vez que la dirección del PSOE se impone, en cuestión de pactos autonómicos. El actual presidente del Senado, Javier Rojo, ya pasó por el calvario de un encierro parecido, pero en Alava, hace dos legislaturas, cuando no quería de ninguna forma facilitar la gobernabilidad al PP en la Diputación foral. Y llegó Zapatero y mandó parar.
Los navarros son y han estado más peleones, enfrentándose al aparato de su partido, para no tener que enfrentarse, así, a las asambleas y a la presión de sus bases. La dirección federal del PSOE no apoyaba finalmente (el comienzo de esta carrera no iba por estos derroteros) un gobierno con Nafarroa Bai. A pesar de que se ha ido creando un ambiente la mar de favorable en tantos círculos de opinión hacia estos buenos chicos de Na-Bai, (nacionalistas ellos pero demócratas y algunos como Patxi Zabaleta con el mérito de haber abandonado la defensa de la violencia ) desde el sanedrín que dirige Blanco se llegó a la convicción electoral de que un acuerdo con los nacionalistas les quitaría votos en los próximo comicios. Por lo tanto, más vale incordiar a UPN, desde una oposición fuerte que pactar «un gobierno difícil de explicar». Y así de claro se volvió a decir ayer en la sede de Ferraz.
Era una combinación tan difícil de entender y tan fácil de criticar, que la popular María San Gil, en su primera aparición pública tras su breve convalecencia, puso el dedo en la llaga: «Si pactan con Nabai se confirmaría que desde el Gobierno se favorecen las reivindicaciones de ETA». Al final, Puras está en el callejón. Hoy nos dirá por qué puerta sale. Si por la de la dimisión o por la de la «generosidad» política de dejar gobernar al partido que obtuvo el 42,2 % de los votos,UPN.
Lo que nadie duda es de que sus constantes giros han dañado considerablemente su imagen. Tanto está costando el pacto en Navarra que la picaresca de los veraneantes, y sin embargo, votantes, se entretiene con juegos enrevesados. A saber: si los partidos que quedan segundos han sido los primeros en el reino del poder, y en algunos casos como el PNV en Alava, los terceros se han hecho con la makila de la Diputación.. «¿por qué no votar en aluvión, a los que no queremos que gobiernen? Así , si ganan no gobernarán. Como la tendencia es dar los gobiernos a los perdedores..». Se trata de un juego que no refleja otra cosa que la decepción. Y de la decepción a la abstención, ya se sabe, la distancia es corta.
TONIA ETXARRI, El Correo, 4/8/2007