Kepa Aulestia-El Correo
- Como la coalición se presenta como un «un movimiento feminista», los hombres de EH Bildu son feministas por adscripción
La opción que menos necesitaba presentar candidato o candidata a lehendakari era EH Bildu. Mucho menos tras el anuncio de la continuidad de Arnaldo Otegi al frente de la formación. Pero la designación de Pello Otxandiano por unanimidad de la Mesa Política de la coalición -siendo más que probable que cuente con la anuencia de las bases- ofrece señales de interés que superan la curiosidad. En un artículo de junio de 2017, en plena eclosión de Podemos, Otxandiano destacaba que, entonces, una de las cuestiones centrales de la reflexión en los movimientos de izquierdas era cómo responder a la tensión teórica y práctica entre la participación directa y la participación representativa del partido en la institución.
Hace no tantos años era imposible conocer los mecanismos de decisión que elaboraban las listas electorales de la izquierda abertzale. Las primarias no podían tentar a los herederos de ETA, y hoy los procedimientos de EH Bildu se parecen si acaso a los empleados por el PNV. Incluida la bicefalia fingida a que dará lugar el esquema expuesto ayer por Otegi. Con él liderando más allá del parlamento «de los tres territorios», y sin que Otxandiano llegue a Ajuria-Enea, ni esté claro que vaya a ser el portavoz parlamentario de EH Bildu -que sería lo lógico-. Dado que la formación designará en paralelo a quien vaya a cumplir con ese cometido.
En la presentación de un candidato a lehendakari que no va a serlo, Arnaldo Otegi subrayó su «pasión por cambiar las cosas», frente a «una forma de hacer política más propia del siglo XIX que del siglo XXI». Mucha gente puede desconcertarse e incluso dolerse porque el líder máximo de la izquierda abertzale olvide el último tercio del siglo XX y recurra a la desmemoria para pasar por alto que el terrorismo etarra se mostró especialmente sectario al inaugurar este siglo. Para anunciar que entre el tiro en la nuca y la disrupción tecnológica propicia a un nuevo «modelo vasco» hay una línea estratégica coherente que pasa, indefectiblemente, por el mantenimiento de Pedro Sánchez en la Moncloa. Es el papel asignado a Otxandiano para una etapa que podría culminar el día que Iñigo Urkullu coloque las urnas; o podría continuar hasta que el de Otxandio se convierta en el sucesor tecnificado de las artes envolventes de Arnaldo Otegi.
Un ‘ideólogo’ de 40 años suena a contrasentido. Pero el adanismo, la íntima convicción de que el mundo esperaba nueva luz, está siendo una constante de los últimos años. Luz a la que hasta los propios miran con escepticismo, porque las bases saben que acaba apagándose. El adanismo va de la mano del edadismo. Ortuzar y Otegi han explicado sus últimas decisiones por la necesidad de rejuvenecer la representación política. Hoy solo una cuarta parte de los vascos con derecho a voto se sitúa por debajo de los 40 años, tres cuartas partes se sitúan por encima de la cota fijada por Otegi como fiel de una balanza claramente edadista. Otegi podía haberse limitado a pasar lista de todas las candidatas de EH Bildu para presentar la masculinidad de Pello Otxandiano como excepción. Pero no pudo evitar zanjar la cuestión recurriendo a una afirmación ontológica. EH Bildu «es un movimiento feminista formado por hombres y mujeres feministas». Los hombres de EH Bildu son feministas por adscripción.