EL MUNDO 15/03/14
· Marlaska sostiene, contra un voto particular, que los 14 acusados criticaban la dispersión
La Audiencia Nacional ha absuelto a 14 acusados de enaltecimiento del terrorismo pese a que, según el propio tribunal, «participaron activamente» en un acto en el que «se recitaron versos de loa a los presos [etarras]» y que concluyó con «un aurresku de honor».
La sentencia, de la que ha sido ponente el presidente de la Sala de lo Penal, Fernando Grande-Marlaska, cuenta con el voto particular del magistrado Nicolás Poveda, que sostiene que debían haber sido condenados. La Fiscalía y Dignidad y Justicia reclamaron en el juicio penas de entre un año y medio y dos años de prisión.
Los hechos juzgados tuvieron lugar en el casco viejo de Vitoria, donde el 30 de junio de 2012 se organizó un pasacalles de homenaje «a los familiares de los presos y huidos». Consistió en que los ahora absueltos –que en la mayoría de los casos no eran familiares– portaban carteles con la silueta de los presos a tamaño natural y la distancia a su cárcel mientras se decían frases como estas: «Versos en tu honor, un beso y un abrazo de parte de todos los nacionalistas de la izquierda»; «sin descanso hasta ganar»; «para construir tu camino, ahí mismo fuerte y sin descanso, queremos homenajearte hasta que estés entre nosotros»; «ése al que queremos vive valiente y sosegado, luchador»; «estos cantos de ahora hasta que se liberen tus cadenas no respiraremos con tranquilidad»; «aquí con nosotros en este día de hoy, el homenaje más grande»…
Pese a ello, el tribunal no considera probado siquiera que el acto en sí –al margen de la actuación de cada acusado, de si se cree probado que dijera alguna frase concreta– supusiera un enaltecimiento de los etarras. «Analizado todo ello en su necesario conjunto, no se puede concluir, en términos de inferencia unívoca, que la pretensión fuera la de ensalzar las acciones y a las personas de los terroristas. Y excluir correlativamente que fuera la de prestar apoyo a los familiares, realizando una crítica de la denominada dispersión», sostienen Grande-Marlaska y Javier Martínez Lázaro.
Por contra, el voto particular sostiene que lo de homenajear a los familiares fue un ardid para ensalzar, directamente, a los etarras. Que los versos no eran versos –no había métrica ni rima, resaltó un perito en el juicio– y que quienes intervinieron no fueron versolaris. «[Fue] un homenaje en forma oral buscando la reacción de los asistentes, a modo de arenga pública. […] La mención es constante a favor de los presos a los que se homenajea, palabra esta de homenaje, que es pronunciada expresa y textualmente en varios momentos». «Los mal llamados versos hacen referencia única y exclusiva a los presos terroristas, a los que se ensalza, que se les evoca, y a los que textualmente se les homenajea. No existe más referencia a los familiares», añade Nicolás Poveda.
«Las personas intervinientes», concluye el magistrado, «sabían a lo que iban, al homenaje a los presos de ETA, y adquieren un protagonismo voluntariamente, tanto los que portan las pancartas [alguno la coge del suelo] como los que arengan con supuestos versos a los asistentes, para terminar, con un aurresku en honor de los presos, cuyas fotos, y no las imágenes de los familiares, son las que se ven en el vídeo».