Tonia Etxarri-El Correo
Vuelta al desencuentro. El ensayo de pacto que se fraguó la pasada semana entre Sánchez y Casado ayer se desvaneció en el Congreso. Justamente donde debe arrancar la comisión parlamentaria para la reconstrucción después de la pandemia. Los hechos se van abriendo paso entre solemnes titulares y nombres ostentosos. Arrimar el hombro con el distanciamiento social, aunque parezca un oxímoron. Sumarse a acuerdos cuyos contenidos no son, previamente, consultados. La «nueva normalidad» tras la anomalía de haber sido el país con mayor número de muertos con coronavirus por habitante y con el mayor porcentaje de sanitarios contagiados. En plena crisis, sin disponer de los datos necesarios que nos proporcionarían los test masivos (quiénes están inmunizados, cuántos contagiados quedan) Sánchez ha propuesto un plan ‘cuatrifásico’ de desconfinamiento. Y él, en lugar de descender, va escalando hacia la cima de los reproches. Las críticas de la oposición y los nacionalistas arrecian. Con mayor intensidad que la pasada semana. Con el saldo de 300 muertos diarios, el vicepresidente Iglesias eludía su responsabilidad en la gestión de las residencias de los abuelos para hablar de fascismo, un escenario imaginario donde se encuentra como pez en el agua.
No parece que este Gobierno tenga mucho interés en acelerar el pacto. Porque la comisión parlamentaria aún no se ha constituido. De haberlo hecho, Sánchez habría podido contar con un respaldo de buena parte de los partidos en el Congreso. Ayer perdió otra oportunidad de dejarse ayudar. No es buen método reclamar apoyo confundiéndolo con una adhesión sin rechistar. Ni identificar las críticas con falsedades, bulos o, incluso, provocaciones. Sigue sin informar.
La oposición y las comunidades autónomas se enteran de sus planes a través de sus comparecencias en televisión. Además de su recuperación del funcionamiento provincial (un paso atrás en la España de las autonomías), la recriminación a su abuso del ‘ordeno y mando’ es ya generalizada. Desde el PP hasta ERC, pasando por el PNV. No es eso lo que se esperaba de él. Se le reclama un propósito de la enmienda, no una fórmula genérica de asunción de errores. Que desista ya de ignorar los datos oficiales que le estropean sus titulares. Que no intente colocar el eslogan de la transparencia de este Gobierno cuando ha eliminado el portal que lleva tan ambicioso nombre. Y que empiece a responder a las preguntas de la Prensa.
Sánchez volverá a necesitar el apoyo del PP en la próxima prórroga del estado de alarma. Pero no está poniendo las condiciones para propiciar un clima de acuerdo. Criticar no es boicotear. Reclamar la memoria de los muertos no es utilizarlos, es mostrar un gesto de humanidad.
Reaccionó tarde a la pandemia. Y ahora tiene prisa por salir del túnel. Estamos sin linterna.