Amok

JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 11/01/16

· El «procés» catalán está basado en una gran mentira, en ilusiones más que en realidades.

Iba a ser el Moisés que llevase a su pueblo a la Tierra Prometida y ha sido el Sansón que derriba el templo, no de los filisteos, sino el suyo, al dejarlo en manos de quienes representan lo contrario que ellos. Ha sido el final de una serie de derrotas no reconocidas, de principios pisoteados, de metas no alcanzadas, un auténtico Amok –¿recuerdan la novela de Stefan Zweig?– enloquecido, que va acuchillando a cuantos encuentra al paso.

Artur Mas ha preferido morir matando, y la primera víctima es su propio partido, aquella CDC representante de la burguesía catalana, sacrificada a los antisistema, decididos a acabar con ella. La rauxa ha sustituido al seny y lo que va a ser Cataluña bajo su gobierno no lo sabemos, pero sabemos lo que no va a ser: un país estable, liberal, abierto, seguro, predecible. Pero los catalanes se lo han buscado, y tendrán que ser ellos quienes lo solucionen.

Para el resto de España es una advertencia. Cuando nos dejamos llevar por nuestros impulsos más elementales, la rabia, el arrebato, nos convertimos en enemigos de los demás y de nosotros mismos. El «procés» catalán está basado en una gran mentira, en ilusiones más que en realidades, y la realidad es implacable con los que intentan violarla. El «oasis catalán» no era ningún oasis bajo los Pujol y la Cataluña justa, rica, transparente, segura, querida y respetada que describe su nuevo es un espejismo. La realidad es una Cataluña partida por la mitad, enfrentada consigo misma, con España y con Europa, que desea todo menos nuevas guerras de tribus.

Para España, la lección está a la vista: si nos ponemos en manos de los falsos profetas, de los que predican paraísos en la Tierra, de los que ofrecen soluciones fáciles a cuestiones difíciles, lo que conseguiremos es hacerlos aún más difíciles. Es este un tiempo de demagogos, de rupturistas, de trileros. «No hay almuerzo gratis» dice el refrán norteamericano. Los almuerzos hay que pagarlos, como las deudas. Y si alguien les dice que las deudas no se pagan, desconfíen de él o de ella, que nos llevará irremediablemente a la bancarrota y el ostracismo. ¿No ha bastado la lección de Grecia?

La democracia nos permite elegirles, como se lo ha permitido a los catalanes, que los han elegido no una vez, sino cuatro en los últimos cinco años. Con los resultados que están comprobando y hoy hace llevar las manos a la cabeza a muchos de ellos. Pero está visto que, en España, no se aprende en cabeza ajena ni en la propia, y tal vez el resto de los españoles también prefiramos los que nos ofrecen el paraíso en la Tierra, la rabia y la mentira. Puede ser nuestra última oportunidad, porque, como los elijamos, lo primero que harán será impedirnos que podamos volver a elegir para que nos se descubra su fraude, como han hecho siempre en todas partes.