LIBERTAD DIGITAL 19/12/15
· Mientras tanto, el partido antisistema vuelve a decir «no» a Mas y pide a sus electores que no voten en las generales.
Los dirigentes de Convergencia, en campaña Democràcia i Llibertat, y de ERC dan por seguro que Mas será investido presidente de la Generalidad con los votos de la CUP. Todos coinciden en rezumar optimismo en sus declaraciones. La negociación va viento en popa, resumen.
Sin embargo, en la CUP las sensaciones, a tenor de sus intervenciones públicas, son otras. El último palo de la formación antisistema a convergentes y republicanos ha sido la petición formal de la CUP a sus votantes de que no vayan a las urnas el próximo 20-D. Poco después, en CDC y ERC se congratulaban por la publicación de un manifiesto firmado por 24 miembros de Terra Lliure y exmilitantes del MDT, su brazo político, en el que se presiona a la CUP para llegar a un acuerdo con Mas «en una oportunidad histórica».
En cuanto al llamamiento de la CUP, ERC contaba con esos votos y esperaba incluso que los dirigentes antisistema hicieran una llamada al «voto útil soberanista». Las generales no están en la agenda de la CUP, ni tampoco pedir el voto para otro partido que no sea el suyo. En una intervención ante los medios, Natàlia Sánchez, miembro del «secretariado nacional» de la Candidatura de Unidad Popular, leía un texto en el que se afirma que «la participación en el Congreso es legitimar un marco político de negación de los derechos nacionales y políticos de los Países Catalanes. La soberanía ni se pide ni se pacta», concluye.
Poco después, el candidato de Mas, Francesc Homs pedía directamente el voto de los simpatizantes de la CUP para ERC y la ANC emprendía una campaña en redes sociales para contrarrestar el comunicado de la CUP.
En paralelo, las negociaciones para investir a Mas. En la CUP, silencio. En ERC y CDC, entusiasmo. Afirman que habrá presidente y nuevo gobierno autonómico antes de fin de año. La CUP debe celebrar primero su asamblea del día 27, acto previsto en el Teatro de la Pasión de Esparraguera, célebre por sus representaciones de la Semana Santa.
La última hora respecto a los antisistema es el comunicado firmado por 24 exterroristas y ex militantes de Terra Lliure y MDT en el que se reclama a la CUP «sentido de Estado». El texto, hecho público en un medio digital, ha sido amplificado por TV3. Los exterroristas aseguran que «la mala gestión de estos últimos meses, las dudas e incomprensiones que se han generado, más la práctica desaparición el rol que durante los últimos años ha venido ejerciendo la movilización popular, están causando preocupación y cansancio cada vez a más sectores. Ciertamente, es hora de la política y de la construcción y la defensa de un Estado, y no de actitudes de poca ambición propias de una mentalidad de comerciantes».
Alusiones directas a la CUP y su «sectarismo»
Botiguers (comerciantes), a un paso de botiflers (traidores) es el epíteto que los 24 dedican a los responsables de la CUP. «Pedimos -continúa la nota- que se hagan todos los esfuerzos posibles a fin y efecto de que se pueda cerrar un acuerdo entre Junts pel Sí y la CUP, dejando a un lado intereses partidistas o visiones patrimonialistas del proceso (…) entendemos que la diversidad y la pluralidad que hay tanto en la CUP como, sobre todo, en Junts pel Sí, se han de expresar abiertamente para superar posiciones excesivamente sectarias».
Guerra de comunicados y «no» a Mas
En respuesta a Junts pel Sí y los «históricos» de Terra Lliure y el MDT, la CUP ha emitido un comunicado en la tarde del miércoles con cuatro puntos en los que alertan sobre «el contraste entre las expectivas que se están generando a nivel mediático de acuerdo inminente»; lamentan «el uso partidista de la búsqueda de un acuerdo que hacen las formaciones en campaña»; insisten en que la decisión final dependerá de la asamblea del 27 «tanto en la oferta política como en la presidencia» y que siguen «trabajando en la figura de un presidente de consenso alternativo a Artur Mas».
Segunda rectificación de la CUP en 24 horas a las declaraciones de optimismo que difunden en los medios los negociadores de Junts pel Sí y los candidatos de ERC y CDC. La CUP está donde estaba después del 27-S, aunque en los cenáculos políticos y periodísticos el acuerdo se dé por hecho.