EL MUNDO – 15/09/15
· Afirma que quien no vote a su partido «lucha para que salga el proyecto de Aznar».
· Llama a Pablo Iglesias «ultraderechista» y le acusa de usar «el mismo tono que el PP».
· El ‘número 3’ de la CUP se declara partidario de salir de la Unión Europea.
No hay tiempo ya para las medias tintas en la campaña catalana, cada vez más enconada. Los matices han quedado aparcados por la voluntad de los independentistas de convertir las elecciones autonómicas en un plebiscito. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, trazó ayer la línea divisoria: «El que no lucha para que el 27-S salga el sí, lucha para que gane el proyecto de Aznar y el del PP».
El argumentario de Junts pel Sí no engañaba a nadie. El documento, que trascendió justo antes de que empezara la campaña para las elecciones del 27-S, explicitaba que un punching-ball recurrente de estos días iba a ser el ex presidente del Gobierno. Los independentistas consideran que de esa manera pueden captar votos que se disputan con la izquierda emergente.
El primer intérprete de esa partitura ha acabado siendo Mas, que ayer mató dos pájaros de un tiro: al mismo tiempo que metía a José María Aznar en la campaña, atacaba a Pablo Iglesias. Según él, el líder de Podemos y el ex presidente comparten un «tono de ultraderecha».
Los independentistas creen haber encontrado un filón en el discurso que hizo Iglesias el pasado jueves en Rubí (Barcelona), en el que llamó a «la gente de barrio que no se avergüenza de tener abuelos andaluces o padres extremeños» a «sacar los dientes» para «echar a Rajoy y a Mas». La poderosa maquinaria propagandística convergente se puso en marcha enseguida: desde ese momento, el líder de Podemos se convirtió en un «etnicista» que debía pedir disculpas por esa alusión.
Primero buscó el cuerpo a cuerpo la CUP, cuyo líder en el Parlament en la legislatura que termina, David Fernàndez, escribió un mensaje en Twitter a Iglesias: «Ya vale, ¿no? ¿Alguna manía especial en intentar dividir a los catalanes por su origen? Vengo de Zamora. Soy independentista».
El partido anticapitalista participó también en el intento de boicot al mitin que el líder de Podemos dio el domingo en Barcelona. Varios activistas se presentaron en el barrio del Carmel con una pancarta que decía: «Orgullosos de nuestros orígenes, humillados por tu etnicismo».
Mas fue ayer más lejos. «Cuando escucho el discurso de un moderno que viene y les dice que enseñen los dientes», dijo en referencia a las alusiones de Iglesias en Rubí, «si no le viera la cara y sólo escuchara la voz podría ser el mismo discurso que el de Aznar, que el de la ultraderecha: el tono es el mismo, el argumento es el mismo».
Los soberanistas, sin embargo, no tienen inconveniente en que se intente convencer a los inmigrantes y sus hijos de los beneficios de la ruptura con España. De hecho, permitieron que Gabriel Rufián, una de las estrellas mediáticas de Súmate –la organización a la que se atribuyen vínculos con ERC, que predica la independencia en los barrios castellanohablantes–, hablara en español desde el escenario de la Meridiana a los cientos de miles de manifestantes de la Diada.
Pero es innegable que el argumento de que Iglesias «busca la división», como dijo ayer Mas, ha hecho fortuna entre los soberanistas. Hasta el punto de que ayer el líder de Podemos, en una nueva visita a Cataluña, pidió «disculpas» a «quienes se sintieron ofendidos» por sus alusiones.
Pero el mismo Iglesias fue, durante un mitin en Sant Boi (Barcelona), más duro con Mas. «Haga memoria y no se burle de la de los catalanes», le pidió, en referencia a los pactos del Majestic entre CiU y el PP, que permitieron la estabilidad de Aznar en Madrid y de Jordi Pujol en Barcelona.
Además, tiró de pedigrí antifascista para tildar de «irresponsable» la comparación del presidente de la Generalitat entre Podemos y la ultraderecha. Iglesias recordó a Mas que su bisabuelo murió fusilado por el régimen franquista, que a su abuela le raparon la cabeza y que su abuelo y su padre fueron encarcelados por luchar contra la dictadura.
El candidato de Catalunya Sí que es Pot –la lista que aglutina a Podemos y a ICV para el 27-S– también contestó a los ataques de Mas. Lluís Rabell recordó que durante las dos legislaturas de Aznar en La Moncloa CiU fue un aliado fiel del Gobierno español.
Entre 1996 y 2004, los nacionalistas catalanes votaron las dos investiduras del presidente del Gobierno y siete de sus ocho Presupuestos Generales del Estado. Y a esa circunstancia apeló ayer Rabell: «Nosotros no investimos presidente a Aznar, ni votamos la reforma laboral ni la amnistía fiscal. Fue Convergència. Pero Mas dice que si no queremos reelegirlo estamos siguiendo el camino de Rajoy y Aznar».
El candidato de Sí que es Pot apostó, frente a la confrontación nacional, por «el hermanamiento de la gente sencilla», y destacó que la lucha que propone su formación «es un combate que une y no divide».
«Junts pel Sí se olvida de sus discursos y enfoques en algunas campañas de CiU, que decían que teníamos una Cataluña que mantenía a una España subsidiada. Ellos son los que han generado desigualdad», añadió Rabell.
El líder de Catalunya Sí que es Pot recibió además ayer una buena noticia. La corriente de opinión independentista de ICV entregó un manifiesto de apoyo a su candidatura. En él pide el voto para su formación porque entiende que es «la mejor opción que presenta la hoja de ruta más convincente, realista y efectiva para conseguir que el pueblo catalán, si así lo desea, consiga la independencia».
La iniciativa pone punto final a los intentos de Junts pel Sí de convencer a miembros de ICV para que apoyasen sus postulados unilaterales. Esa estrategia sí le ha funcionado a la lista que aglutina a Convergència y Esquerra con varios ex dirigentes de PSC y de Unió, y con el propio Raül Romeva, que fue eurodiputado ecosocialista y ahora encabeza la candidatura independentista.
EL MUNDO – 15/09/15