Así están las cosas

IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

  • ¿Hay algún plan de consolidación de las cuentas públicas? Por supuesto que no

El Gobierno insiste, esta misma semana lo ha vuelto a hacer, en que la tarifa media de la electricidad del 2021, deflactada por la inflación, será similar a la del 2018. Quedan dos semanas para terminar el año y no hay día que no se establezca un nuevo récord en el precio de la energía eléctrica. Un récord que siempre es rápidamente perecedero, pues queda superado al siguiente día. No sé como lo van a hacer. Doy por hecho que nadie va a reconocer oficialmente, y contra toda evidencia, que la electricidad está desbocada, así que será necesario forzar un poco los datos. Quizás, un poco más que un poco.

En la presentación del tercer PERTE, el destinado a canalizar las ayudas europeas hacia el sector del hidrógeno verde, Pedro Sánchez dijo dos cosas asombrosas. Una, que España lidera el proceso de canalización de esas ayudas hacia sus destinatarios finales. ¿Conoce usted a alguna empresa o entidad a la que le haya llegado un solo euro de ese maná? ¿No? Debe de ser que no estamos suficientemente atentos porque yo tampoco conozco ninguna. La patronal se queja de la lentitud y la opacidad del proceso al no saber ni los criterios de selección, ni el alcance de las ayuda ni los trámites para su concesión. Obviamente, se queja por quejarse, pues Sánchez ha dicho que vamos en cabeza. Es suficiente.

Nadie va a reconocer oficialmente, y contra toda evidencia, que la electricidad está desbocada

Luego dijo que eso era así (¿?) porque España había cumplido con extraordinaria diligencia los requisitos exigidos por la UE. Por poner solo dos ejemplos importantes ¿ha arreglado la sostenibilidad del sistema de pensiones? ¿sí? Pues es un milagro, dado que el aumento de 0,6 puntos decretado por el ministro Escrivá para las cotizaciones sociales no llega ni para afrontar el coste de la actualización de las pensiones de acuerdo con el IPC. Qué decir del déficit estructural de la Seguridad Social que crece y crece sin desmayo. Más. ¿Se ha pactado la reforma laboral con el acuerdo de los agentes sociales? Pues no. Ni con el acuerdo ni con el desacuerdo. Quedan dos semanas y solo conocemos los devaneos de la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, quien de momento parece que solo ha convencido a Su Santidad (no confundir con su ‘Sanchidad’) de la bondad de sus propuestas, que los empresarios rechazan de pleno y los sindicatos se oponen de costado.

Luego está la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, quien siempre afirmó que no era necesario pedir los 70.000 millones que llegarían en forma de créditos. Ha bastado la amenaza de un próximo endurecimiento de la política monetaria para que la necesidad aparezca y se anuncie la solicitud. También ha dicho que soportamos la crisis económica de manera ejemplar y salimos de ella de forma espectacular, cuando todos los organismos internacionales aseguran que caímos más que la media y nos levantamos después de la media. ¿Hay algún plan de consolidación de las cuentas públicas? Por supuesto que no, aunque la continuidad de Mark Rutte al frente del Gobierno de los Países Bajos y la experiencia anterior del nuevo canciller de Alemania, Olaf Scholz, nos hace temer que pronto aparecerán las exigencias.

¿Y qué me dice de la dimisión del invisible ministro de Universidades que ha pasado por el cargo como la luz por el cristal, sin romperlo ni mancharlo? ¿Se acordará alguien de él? El sustituto es mucho mejor. No se le conoce mérito académico alguno, pero es amigo de Ada Colau y eso da mucho empaque y salva todas las carencias del currículum. Además, siendo independentista, votó a favor de la separación de Cataluña del Reino de España, al que ahora se va a tomar la molestia de servir. Si eso no es desprendimiento y generosidad… ¿qué lo será?

En España a los ministros no los nombra el presidente del Gobierno, pero ya avisó Manuel Fraga que éramos diferentes.