Así estimula Torra el ‘procés’ vasco y navarro

José Antonio Zarzalejos-El Confidencial

En Cataluña, Otegi es un referente, mientras sus subalternos enseñan el ‘know how’ de movilización callejera a los CDR y a los GAAR que quizás hoy y mañana ensayen en Barcelona

El pasado sábado (‘Rajoy se venga en frío de los aldeanos’) me permití advertir de que “Euskadi no es un frente político cerrado. Sigue abierto”, y sugería que el separatismo allí “busca su oportunidad”. El pasado lunes, en el campus de la Universidad Pública Vasca de San Sebastián, se emitió un vídeo a modo de pistoletazo de salida de lo que se pretende que sea el proceso soberanista vasco, versionando el catalán. No fue casualidad que el evento se produjera en la misma semana del 21-D.

En la emisión audiovisual de salutación a los presentes en el acto, aparecieron un ya decaído Carlos Garaikoetxea y el inevitable Joaquim Torra, que ha alcanzado en los sectores radicales vascos una notable reputación, más aún después de que se percibiese con una obviedad políticamente obscena que el actual presidente vicario de la Generalitat prefiere a Otegi que al lendakari. El dirigente catalán inmerso en la política de crear el caos sabe bien que la revitalización de la insurrección vasca refuerza la crisis de Estado que, a la postre, es lo que a unos y otros interesa.

 

El colectivo denominado Demokrazia Bai! (Democracia, sí) es una asociación integrada por los jubilados del PNV, de HB y de ETA. La encabezan los dos exlendakaris purgados (Garaikoetxea dirigió la escisión del PNV constituyendo EA en 1986, e Ibarretxe fue licenciado por su partido tras su fracaso de hacer de Euskadi una comunidad libre asociada a España en 2005) y un grupo de retirados de la política por la vida y por su aborrecible trayectoria.

La reaparición en este impulso al ‘derecho a decidir’ de Euskadi y Navarra de tipos exterroristas, como Eugenio Etxebeste, procura una aversión que se hace más intensa con la visibilidad de los epígonos de la banda criminal como Tasio Erkicia, José Luis Elkoro, Rafa Díez Usabiaga e Iñigo Iruin, entre otros.

Esta iniciativa de poner en marcha un ‘procés’ a la vasca tiene dos causas inmediatas. Por una parte, resulta un contagio de la insurrección catalana, azuzada desde Barcelona. Por otra, es el resultado del pacto entre el PNV y EH Bildu para un nuevo Estatuto que incorpora el derecho a decidir. La combinación de ambas circunstancias ha resucitado a los jubilados del partido-guía, a exetarras y a batasunos. A Urkullu se le está quedando rostro de pasmado, él que intermedió con Puigdemont para que evitase la DUI.

Hubo un tiempo en que el catalanismo observaba con desprecio la brutalidad de la crisis vasca y proclamaba su superioridad cívica y democrática. Y en el País Vasco se admiraba la manera en que Cataluña había desembarcado en la democracia de 1978. Ahora parece que ocurre al revés. A los separatistas vascos les fascinan Torra y el huido a Waterloo y les emociona la parafernalia del ‘procés’. Y en Cataluña, Otegi es un referente, mientras sus subalternos enseñan el ‘know how’ de la movilización callejera a los CDR y a los GAAR que quizás hoy y mañana ensayen en Barcelona.

Hay una gran diferencia entre Euskadi y Cataluña, aunque también algunas similitudes. En el País Vasco, la matanza de ETA ha deslegitimado la independencia. La losa del derramamiento de sangre inocente no se la levanta el separatismo nacionalismo ni así que pasen tantos años cuantos duró la criminalidad etarra, es decir, medio siglo. No es extraño, pues, que solo el 20% de la población, según el propio Gobierno vasco, aspire a la independencia.

Pero también se dan parecidos con Cataluña que, aunque muy difuminados, excitan la emulación de los radicales y de los fracasados a los que Torra estimula. Son gente que quiere ir a la rueda de los independentistas catalanes capaces de conseguir logros que ellos nunca alcanzaron. Es verdad que les aterra que un partido ‘unionista’ gane las elecciones autonómicas como Ciudadanos en Cataluña, pero juzgan esa hipótesis poco probable porque el nacionalismo tiene agarrada a la derecha vasca por donde más duele: el bolsillo (concierto económico).

Procurarán todas las provocaciones posibles, pero tratarán de que siga Sánchez ante la perspectiva de que el centro-derecha se haga con el poder

No extraigamos —todo lo contrario— de este cuadro a Navarra. La propuesta separatista de Demokrazia Bai! incluye la Comunidad Foral, en la que ha incrustado a la quintacolumnista Uxue Barkos, que dirige el nacionalismo vasco allí con la carcasa de Geroa Bai. Es, sin embargo, en Navarra en donde parece que Ciudadanos tiene la opción de sustituir al PP (que desaparecería), manteniéndose Unión del Pueblo Navarro como primer partido, todo ello según el barómetro del Parlamento foral que augura que el actual tripartito perdería la mayoría.

A los ‘procesistas’ vascos les sucede como a los catalanes. Procurarán todas las provocaciones posibles y verbalizarán sus aspiraciones con el mayor desparpajo, pero tratarán de que siga el Gobierno de Sánchez ante la perspectiva, para ellos poco halagüeña, de que el centro-derecha se haga con el poder en unos comicios generales que, tanto el PSOE como los secesionistas cántabricos y mediterráneos, quieren posponer. Problemas a pares.