Batallas no tan menores

ALBERTO AYALA, EL CORREO – 11/05/14

· El 25-M medirá las consecuencias políticas del malestar y el desánimo de una ciudadanía empobrecida por la larga crisis.

La clase política se encuentra desde el viernes de campaña. Oficialmente, se entiende. Por delante, dos semanas para conseguir que una ciudadanía instalada en el desánimo, cuando no directamente en el cabreo, empobrecida por la crisis y descreída de la cosa pública como nunca antes, no la pague con sus siglas.

El 25 de mayo se renueva el Parlamento europeo. Pero, además, la cita con las urnas servirá para dirimir unas cuantas batallas internas. Y no precisamente menores.

El primer interrogante a despejar es si el PP resiste o el PSOE recupera la primacía. Si Rajoy sale airoso será con certeza la tumba política de Rubalcaba. La opción contraria abriría la posibilidad de que el líder socialista intente repetir como candidato en las próximas generales y encendería algunas luces rojas en La Moncloa y Génova.

Oportunidad y riesgo

Patxi López es uno de los precandidatos al liderazgo socialista con mayor presencia en esta campaña, con 18 mítines en dos semanas. Esos actos públicos suponen otras tantas oportunidades para persuadir a militantes y simpatizantes del PSOE de que el exlehendakari puede ser su hombre para reconquistar el poder si Rubalcaba tira la toalla. Pero también para lo contrario.

Nadie duda que el bipartidismo va a salir tocado. El interrogante es hasta qué punto. PP y PSOE sumaron el 84,6% de los votos en 2004 y hace un lustro, en 2009, el 81%. Si esta vez se mantienen por encima del 60% y se sitúan en el entorno de los 40 escaños –de los 54 en litigio–, como parece bastante probable a tenor de lo que indican las últimas encuestas, se darán por satisfechos.

La abstención, que ya se situó en el 55,1% en 2009, puede ser esta vez aún más bochornosa. Pero no pasará de ser un daño colateral menor para populares y socialistas si los partidos pequeños (IU y UPyD) o ‘ensayos’ como Podemos, Vox o Ciutadans suben, pero no al punto de poner en riesgo el actual sistema de turno, como sí ha ocurrido en Grecia y otros Estados europeos.

El 25-M será la primera de un largo ciclo de citas electorales: las municipales y forales del año que viene, las generales de otoño de 2015 y las autonómicas vascas de 2016. Sin olvidar los comicios al Parlamento de Navarra, que tendrán lugar también en la primavera del próximo año, y lo que ocurra en Cataluña tras el seguro veto a la consulta secesionista del 9 de noviembre.

Las europeas nunca han sido unas elecciones propicias para el nacionalismo. Ni para el vasco ni menos aún para el catalán. De hecho, el PSC se impuso en cinco de las seis citas anteriores y CiU solo en una (1994). Eso sí, los convergentes (que repiten coalición con el PNV, nacionalistas gallegos y canarios) siempre ganaron la partida a ERC en el Principado.

Esta vez el órdago independentista puede alterar no pocas cosas. Primero habrá que fijarse en los apoyos que suman las fuerzas partidarias de la consulta y los que consiguen quienes se oponen a ella. Pero también habrá que ver si CiU le gana otra vez la partida a los republicanos (que van solos) o llega el ‘sorpasso’. Si el soberanismo catalán vuelve a barrer y ERC se coloca como primera fuerza se encenderán ya todas las alarmas.

En Euskadi, PNV y EH Bildu vuelven a protagonizar un nuevo episodio de su pugna particular. El órdago catalán está obligando a los jeltzales a hacer mayores equilibrios de los que hubieran deseado. Garantizado el escaño gracias a su poderosa coalición con catalanes, gallegos y canarios, su objetivo es volver a ganar a la izquierda abertzale. Una meta que parece al alcance en la comunidad autónoma vasca, pero que no está tan claro que vayan a conseguirla en la suma de votos de Euskadi y Navarra.

La coalición que encabeza Sortu también es probable que logre eurodiputado. Sobre todo si la participación es muy baja, como se espera. Y ello pese a que finalmente se ha tenido que conformar con coaligarse con el Bloque, tras el portazo de última hora de Esquerra.

Lastre

Si en anteriores comicios el adiós a las armas de ETA impulsó a la formación de Hasier Arraiz, esta vez es probable que no sea así. No solo. La negativa de la banda a avanzar hacia su desarme y su disolución, su negativa a hacer verdadera autocrítica de su pasado, es todo un lastre.

Todo está más confuso en Navarra. Ni UPN ni Geroa bai (la coalición que acoge al PNV en la comunidad foral) concurren a los comicios. Aunque los foralistas han eludido pedir el voto para el PP, éste parece favorito. También por el desgaste de un PSN seriamente tocado por el esperpéntico episodio de la fallida moción de censura contra Barcina, que vetó Rubalcaba por miedo. EH Bildu sueña con dar una sorpresa que sería histórica.

ALBERTO AYALA, EL CORREO – 11/05/14