ABC 04/10/14
· El grueso de los empresarios mantiene el silencio en el punto álgido del proceso
En la fase decisiva del proceso soberanista en Cataluña, los empresarios siguen manteniendo, en líneas generales, una posición distante. Aunque una inmensa mayoría está asustada ante las consecuencias que puede generar, y de hecho ya genera el proceso, son muy escasos los empresarios que manifiestan su posición sobre los acontecimientos políticos en la comunidad. Uno de los que sí lo ha hecho es el presidente de Repsol, Antoni Brufau, que ayer pidió abrir un proceso de reflexión en torno al debate soberanista catalán, con el objetivo de «hacer las cosas por el bien de todos».
El presidente de la petrolera hizo estas declaraciones a los medios antes de intervenir en la Asamblea del Consejo Empresarial de América Latina (CEAL), que ha reunido a más de 350 empresarios y representantes políticos e institucionales en Madrid. «Deberíamos buscar aquello que nos une», reclamó Brufau, ya que, a su juicio, «hay más cosas que nos unen, que las que nos desunen».
«Es evidente que preocupa»
Acaso de manera más contundente se manifestó el presidente de Freixenet, Josep Lluís Bonet, que calificó de deseable la apertura un diálogo sobre Cataluña y, al ser preguntado acerca de la posible independencia de esta Comunidad, se mostró partidario de «que las cosas sigan como están, que están bien».
«Es evidente que preocupa y también es evidente que hasta aquí no ha habido especiales problemas y, por lo tanto, hay que esperar que siga así. Lo que es deseable es que exista un diálogo que supere la situación», afirmó Bonet también en el foro del CEAL.
Junto al presidente de Planeta, José Manuel Lara Bosch, Bonet es probablemente el representante de la gran empresa catalana que de manera más rotunda se ha manifestado en contra del proceso independentista. Al frente de una firma que ha notado en los últimos años un descenso de ventas en el conjunto de España debido al clima político, Bonet siempre ha considerado que «Cataluña es una parte esencial de España y así es como debería continuar». Ayer, de nuevo, al ser preguntado por la hipótesis de una Cataluña desgajada de España, fue rotundo: «No contemplo esa posibilidad».
Si los pronunciamientos de los empresarios a título individual son excepcionales, sí que lo han hecho sus organizaciones representativas, aunque desde posiciones contrapuestas. Así, mientras que las patronales de la pequeña y la mediada empresa se han alineado con el presidente Artur Mas, la patronal de la gran empresa que representa la histórica Fomento del Trabajo se ha desmarcado con claridad. Si los primeros se han integrado por ejemplo en el llamado Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, los segundos lo rechazaron.
También decidió desmarcarse del «proceso» el Círculo de Economía, el foro que agrupa a empresarios y economistas y que ahora preside el profesor Antón Costas.
Tercera vía
En este sentido, tanto el Círculo como Fomento, presidida por Joaquim Gay de Montellà, son los perfectos representantes de lo que se ha conocido como «tercera vía», que preconiza la permanencia de Cataluña en España pero procediendo a una serie de cambios en la estructura del Estado así como a una reforma de la financiación: bien vía pacto fiscal, bien consagrando el principio de ordinalidad.
En lo que sí hay coincidencia entre la pequeña y la gran empresa es en la demanda de que cualquier posibilidad de celebrar una consulta en Cataluña se vehicule dentro de la más absoluta legalidad. Del mismo modo, otro factor cohesiona a los empresarios más si cabe, el pavor absoluto, con el recuerdo del tripartito aún muy presente, a que ERC llegue a gobernar.