Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo

La asamblea general de Cebek, celebrada ayer, resultó muy interesante, como es habitual. Hubo muchos mensajes coincidentes. En general, las empresas ven la situación mejor de lo que se temía a mediados del año pasado, pues la inesperada recuperación registrada en el último trimestre se prolonga en esta primera mitad del año. Hay más pedidos, lo que conlleva mayores facturaciones, un gran alivio de la presión de la energía, un aumento de la utilización de las capacidades productivas y una mayor alegría en las inversiones. La nota negativa es que, con carácter muy general, los márgenes se estrechan por las subida de otros costes.

Una de las mayores quejas las emitió Rosa Carabel, CEO de Eroski, quien resaltó el esfuerzo realizado por la gran distribución para evitar el traslado de costes padecido a sus clientes. Lo que vino a desmontar la tesis de parte del Gobierno central, ya que los actuales márgenes del sector, inferiores al 2%, dejan en simple quimera los planes de establecer cadenas públicas que sean capaces de pagar más a los productores de alimentos y menos a los clientes que los consumen.

Antón Arriola, presidente de Kutxabank, presentó un panorama mixto con mejora de márgenes junto a un endurecimiento del mercado. Un parón en la concesión de créditos, en especial en los hipotecarios, y un leve empeoramiento de la mora empresarial. Lanzó un claro y valiente mensaje para el futuro de la entidad, que aspira a crecer en tamaño, diversificar en productos y mercados y tener un mayor protagonismo en la vida empresarial vasca.

Antón Pradera, presidente de Cie, con su habitual maestría pintó con optimismo el panorama de la industria, aunque no se olvidó de señalar las múltiples dificultades y los contrasentidos en los que incurrimos en esto de la transición energética cuando, por ejemplo, vamos a dedicar una enorme cantidad de dinero a fomentar las ventas y el uso del coche eléctrico, cuando solo entre el 15 y el 20% de los españoles disponen de la renta suficiente para comprar uno.

En la parte institucional, el todavía diputado general, que recibió un reconocimiento expreso de la patronal vizcaína, y el propio lehendakari lanzaron claros mensajes de apoyo al colectivo al que consideran fundamental para sostener nuestro bienestar social. Mensajes que se aprecian de manera singular cuando se contrasta con los ataques a los empresarios que emiten las distintas facciones del Gobierno central.

Todo ello sucedía en un día en el que en Madrid se firmaba un acuerdo fundamental entre empresarios y sindicatos. Un acto que se ve con envidia desde Euskadi, donde los sindicatos mayoritarios se ufanan de la confrontación que han elegido como guía.