Bula ultra e ingnominia

ABC 03/07/15
HERMANN TERTSCH

· Cien mil casos dejan claro que en España el izquierdismo tiene bula

EL juez Santiago Pedraz ha archivado la querella contra el concejal del Ayuntamiento de Madrid y dirigente de Podemos Guillermo Zapata. Una carta de Irene Villa le ha bastado para desestimar la querella presentada por Dignidad y Justicia, representada por Daniel Portero. El magistrado concluye que los mensajes son chistes de «humor negro». Bromas, ya me entienden. Y no pretendían desprestigiar o rebajar la dignidad de las víctimas del terrorismo. Aunque las bárbaras burlas siempre tengan como objetivo a víctimas habitualmente vejadas y agredidas por los círculos políticos del denunciado. Para ser humor negro, completo, tenía que haberse reído en algún momento de víctimas que ideológicamente se pudieran encuadrar en el bando comunista al que pertenece. Ni una broma para partirse de risa de las carnes blandas de Rosa Luxemburgo al sacarla fiambre del canal Landwehr de Berlín, ni propuestas de fornicación con el cadáver del Che Guevara, ni soeces sugerencias pornográficas con los compañeros de la alcaldesa Manuela Carmena, asesinados en su despacho de abogados en Atocha. No. Todos los objetos de burla y vejación del concejal Zapata están cuidadosamente elegidos en aquellos grupos de víctimas que se enseña a odiar en el adoctrinamiento ideológico extremista y comunista del acusado. En los objetivos a denigrar y ridiculizar por motivos políticos. Por eso es una agresión política con fines vejatorios de las víctimas. Se humilla a las víctimas de ETA y desdibuja la criminal actuación de la banda terrorista, cuyos grupos afines tan buenos contactos han tenido con los actuales dirigentes de Podemos. En el caso de la burla de las víctimas del Holocausto se promueve el antisemitismo omnipresente en la extrema izquierda española, que se moviliza como arma contra el Estado de Israel y para alimentar las teorías conspiratorias sobre el sionismo y el capitalismo.

Los comentarios en los cuales se mofa públicamente en la red social de Twitter y de la forma más brutal y cruel de las víctimas no cumplen, sostiene Pedraz, los requisitos exigidos por el delito de humillación a las víctimas del terrorismo, recogido en el artículo 578 del Código Penal. No voy a debatir de leyes con un magistrado. Ni siquiera con uno célebre por la prisa que parece tener siempre por hacer caso a los dictados de la ternura cuando ha de aliviar una pena a algún presunto delincuente, siempre que sea de ultraizquierda. Hay que concluir que en la nueva España, la del «progresismo» blasfemo, antisemita, anticristiano, profanador, maloliente y meón que ya ha irrumpido en los ayuntamientos de Madrid, Barcelona y Valencia, somos una isla del derecho orwelliana en la que la humillación no es humillación, la vejación no es tal y las agresiones son opiniones. Pronto también las físicas. Eso sí, cuidado con creerse que eso vale para todos. Para permitirse ese tipo de alegrías han de ser Uds. notorios activistas del extremismo izquierdista, mejor con pasado violento y buena mano en las bandas antisistema que manejan poder municipal. Solo así podrán confiar en la benevolencia de instituciones y televisiones. Cien mil casos dejan claro que en España el izquierdismo tiene bula. Imputado o no. Da igual. Aunque muchos piensen que es delito aquí y yo sepa que es delito en casi toda Europa, lo importante en el caso Zapata no es su vertiente penal. Es que siga con cargos políticos tras sus infames vómitos contra víctimas de crueldad política. Todas ellas de lo que su universo enfermo sectario considera sus enemigos. Mientras esté ahí Zapata, será una ignominia madrileña. Con bula ultra.