Campos de reeducación

MAITE PAGAZAURTUNDÚA RUIZ, EL CORREO 14/01/13

· Hay muchas cosas que han cambiado en China, pero el blanqueo y justificación de las épocas del más intenso autoritarismo, no. La hermosa película de Zhang Yimou ‘Amor bajo el espino blanco’ parece jugar a la crítica sobre los tiempos de lo que se llamó revolución cultural.

Durante los años setenta los jóvenes chinos se sometieron a los disparates del ruralismo anticultura obligatorio para poder acceder después a las carreras universitarias intelectuales. El brillante Zhang Yimou abandonó los estudios a los dieciocho años para integrarse durante diez como operario textil. Tenía muchísimo que purgar, siendo su padre un antiguo soldado del ejército de Chiang Kai Shek que se enfrentó a Mao. Con casi treinta años pudo acceder a la escuela de cine. Algunas de sus primeras películas, por otra parte, le causaron problemas con las autoridades, pese al extraordinario renombre internacional que su talento le valió. ‘El amor bajo el espino blanco’ me pareció un espejo –en falso– de la película del escritor y cineasta afincado en París Dai Sijie con su ‘Balzac y la costurera china’ basada en la experiencia juvenil del propio Dai Sijie durante cuatro años. Dai Sijie no realizó –no lo pretendía– una tesis contra el sistema de reeducación, ni en la novela ni en su película, pero no resulta paternalista, ni bondadosa la descripción de los sujetos que van encarnando el aparato del régimen maoísta.

Y los chavales jóvenes no encarnan –en el fondo– el ideal actual del joven chino del régimen como los protagonistas de ‘Amor bajo el espino blanco’. De hecho, la novela de Dai Sijie fue traducida hace más de diez años a 25 idiomas, pero no al chino. Desconozco si han permitido últimamente la traducción. Los cineastas y literatos sortean la muerte social o la persecución directa en las sociedades regidas por un sistema de poder ideológico intolerante. Resulta comprensible que muchos decidan jugar a la ambigüedad y dejar de sufrir. Pero el Gobierno chino se ha modernizado. Se ha conocido estos días que reformará el sistema de reeducación, según el cual pueden destinar –sin presentar cargos– a quien consideren a campos de trabajo forzados por un máximo de cuatro años.

Las pruebas de la noticia desaparecieron rápidamente de los medios de comunicación chinos que la habían publicado, tal vez por pura inercia. La Oficina de Reeducación por el Trabajo habla de 160.000 personas internadas en 350 centros. Otras fuentes hablan de 310.000 presos en los campos. Me da por pensar que al engendro capitalista mangoneado por el aparato del Partido Comunista ya no le hacen falta los campos para un control social eficaz.