ABC – 01/02/15
· Pablo Iglesias defiende una patria «que no se vende» y apela a la figura del Quijote.
Podemos hizo ayer una demostración de fuerza al sacar a la calle a cien mil personas en Madrid, según fuentes policiales consultadas por Ep, cifra que los organizadores elevaron a 300.000, en la habitual guerra de datos que surge en ocasiones como esta. La manifestación, multitudinaria en cualquier caso, discurrió desde el mediodía entre la plaza de Cibeles y la Puerta del Sol y sirvió para confirmar que, hoy por hoy, el único electorado movilizado es el de esta formación populista. El ambiente fue festivo –«su odio es nuestra sonrisa», gritaba eufórico Juan Carlos Monedero–, y el sentimiento generalizado se resumía en un eslogan mil veces coreado: «¡Sí se puede!».
No hubo incidentes, salvo alguna lipotimia rápidamente solucionada, y la bandera más vista fue la republicana. Pablo Iglesias y el núcleo duro de Podemos tardaron hora y media en llegar desde Cibeles hasta el escenario, literalmente estrujados por asistentes que trataban de acercarse. Junto a ellos pudo verse en algún momento a una «glamourosa» Carmen Lomana, esta vez en funciones de reportera de un programa de Telecinco. La escena tenía un punto surrealista, pero al menos servía para animar la espera en un día de intenso frío en Madrid.
Pablo Iglesias no decepcionó a sus fieles, aunque en su discurso no introdujo elementos novedosos. «Qué bonito es ver a un pueblo haciendo historia», dijo emocionado al comienzo de su alocución. «Ahora soñamos un país mejor, pero no hemos venido a la Puerta del Sol a soñar, sino para hacer nuestros sueños realidad. Este es al año del cambio, vamos a ganar al PP», añadió, ninguneando al PSOE y a IU. «Ellos llaman al cambio experimento; los de abajo, democracia».
Ya lanzado, entre citas a Antonio Machado y una frase repetida como hilo conductor –«nos tomamos muy en serio nuestros sueños»–, reivindicó el 2 de mayo de 1808, la Primera República y el 15-M, todos acontecimientos con epicentro en la Puerta del Sol. «Están en nuestro ADN», dijo el líder populista. Y se apropió de la figura del Quijote: «Hacen falta locos dignos que se enfrenten a los poderosos; hacen falta soñadores valientes que sepan soñar un mundo mejor y que se atrevan a llamar las cosas por su nombre».
Iglesias, que demostró un gran dominio del escenario, apeló asimismo a la patria, «que no es una pulsera ni un pin en la solapa, sino una comunidad que proteja a sus ciudadanos y que respete la pluralidad nacional». «La patria –añadió– es esa comunidad que nos permite soñar un país mejor». Por supuesto, también se refirió a Grecia –«¿quién dijo que el cambio no era posible?»–, y defendió que el nuevo Gobierno ha hecho más en seis días que los anteriores en seis años.
Todo menos programa
Eso sí, salvo alguna alusión muy genérica a la reestructuración de la deuda, a la economía verde, a las energías renovables o a la inversión en I+D+I, ni un solo avance de programa de gobierno, ni una propuesta concreta. «Hay que dar la batalla contra el fraude fiscal», clamó, pero no sonó a que se refiriera a Juan Carlos Monedero, que estaba a pocos metros de él…
Antes de Iglesias, el propio Monedero e Íñigo Errejón se habían preocupado de caldear el ambiente. El primero, pletórico de citas literarias, no quiso sin embargo referirse a sus presuntos problemas con Hacienda. «Podemos es la alternativa. Salimos a ganar y ya hemos ganado. Bienvenidos a la sonrisa, al cambio y a la esperanza», dijo. Por su parte, Errejón aseguró que «no os vamos a fallar», y prometió «sacar a la mafia de las instituciones». Advirtió además de que van a sufrir duros ataques.
Tras dos horas y media, acabó el acto. «La marcha del cambio», era su lema. Demasiado ambicioso para lo que se vio en la Puerta del Sol.
ABC – 01/02/15