Claves para el día despues

ALBERTO AYALA, EL CORREO – 25/05/14

· El resultado del 25-M marcará la pugna PP-PSOE, pero también el desafío catalán y el futuro de Euskadi y de Navarra.

Europa renueva hoy su Parlamento. España, a sus 54 representantes en la costosísima Cámara dual de Bruselas y Estrasburgo. Pero el resultado de este 25M tendrá consecuencias en la política interior en el corto y el medio plazo. Desde luego en la pugna por el poder PP-PSOE, y en el liderazgo de este segundo partido. También dejará pistas a escrutar con atención en clave catalana, vasca y navarra, entre otras.

PP y PSOE se han esforzado estas últimas semanas por preservar el bipartidismo. O lo que es lo mismo, por salvaguardar sus intereses y su futuro. Por paradógico que pudiera parecer de entrada, lo han hecho con una campaña de tono bajo tan orientada a llevar a las urnas a los suyos como a evitar movilizar a ese segmento social que podría tener la tentación de castigar a ambos por los recortes y la corrupción, votando a otras candidaturas.

Ese malestar ciudadano unido a semejante estrategia podría propiciar el menor índice de participación de la democracia. Si el porcentaje de ciudadanos que hoy se acerca a las urnas no alcanza ni la barrera psicológica del 40% estaremos ante una evidente crisis. Otra cosa es que, el ganador, sea el PP o el PSOE, lo juzgue de puertas hacia adentro, nunca hacia afuera, como un mal menor en comparación con el triunfo de sus siglas.

Lo inmediato

La victoria permitiría a Rajoy ‘vender’ que los ciudadanos han entendido los sacrificios y afrontar con notable tranquilidad lo que resta de legislatura. Por contra, una derrota haría muy largo el año y medio que falta de mandato. Llevaría a la calle Génova primero los nervios y luego las dudas sobre las recetas a aplicar. No digamos ya si los conservadores se ven en minoría ante la izquierda en sus dos grandes feudos, Madrid y/o Valencia, que controlan desde hace décadas.

El supuesto contrario, el triunfo del PSOE, por apretado y a la baja que pudiera ser, abriría por fin una ventana a la esperanza tras la durísima travesía del desierto de los últimos años. Es más que probable que moviera a Rubalcaba a concurrir a las primarias para tratar de repetir como candidato a La Moncloa, lo que en modo alguno disgusta a Rajoy, al contrario. La derrota propiciaría el inicio inmediato de la batalla interna, seguro cruenta conocido el historial socialista, y de final incierto.

Todo ello si entre ambas fuerzas retienen el grueso de los eurodiputados, digamos que alrededor de 40 de los 54 que elige España. Si la suma de IU, UP y D, los nacionalismos catalán y vasco, y las nuevas formaciones que hoy llaman a la puerta del sistema al calor del enfado social (Ciudadanos, Podemos o Vox) se acercara a la veintena, los dos grandes tendrían motivos añadidos de preocupación y el debate sobre la gran coalición recobraría actualidad. Sobre todo según lo que ocurra en Cataluña.

El socialismo se ha impuesto en cinco de las seis citas europeas en el Principado (CiU lo hizo en 1994) y el voto españolista ha superado tradicionalmente con claridad al nacionalista. Si esta vez las fuerzas independentistas se imponen con mucha o alguna claridad y ERC aventaja por primera vez a la coalición de Mas, la ya de por sí compleja madeja catalana se liará un poco más.

El independentismo

En este supuesto no cabría descartar la entrada más o menos inmediata de los republicanos en el Govern. Un movimiento que, sobre todo, tendría sentido como preámbulo a la confección de una lista independentista única de cara a las elecciones plebiscitarias que seguirán al veto de la consulta secesionista del 9 de noviembre.

En Euskadi, el tempo político es diferente, por el momento. Y es difícil que cambie si el PNV y EH Bildu cumplen sus objetivos mínimos: lograr el escaño sin que cambie la actual correlación de fuerzas. Cualquier otra cosa sería una sorpresa y aceleraría o deceleraría posiciones.

Analizar el resultado de Navarra resultará mucho más arriesgado. La razón, la incomparecencia a las urnas de UPN, la fuerza hegemónica en los últimos años y la que gobierna en minoría la comunidad foral, y de Geroa Bai, la coalición de la que forma parte el PNV, que fue cuarta en las generales.

A ello hay que unir las consecuencias de los escándalos de los últimos tiempos y el torpedo en la propia línea de flotación que supuso el veto de Rubalcaba a la moción de censura promovida por el PSN contra la presidenta Barcina. Lo normal sería que el PP se haga con el grueso de los votantes de UPN y repita victoria. No está tan claro si los socialistas aguantarán o no el tirón de la izquierda abertzale.

Para EH Bildu sería un fracaso quedar en tercer lugar. Ganar los comicios, toda una bomba política. Sumar más votos que el PNV entre Euskadi y Navarra, una posibilidad para nada descartable habida cuenta el nulo peso histórico de los jeltzales en la comunidad foral, que camuflan gracias a la coalición de Uxue Barkos.

ALBERTO AYALA, EL CORREO – 25/05/14