Has citado alguna vez mi  observación de que el presidente del Gobierno todo lo que toca lo emputece. A medida que pasa el tiempo cada vez se va confirmando más la veracidad del aserto. Pero hoy quiero citar una aportación del gran Luigi en mi blog, que ha colgado la misma idea servida en una impecable aliteración: “Pedro que todo lo pudre”.

Joirdi Évole: “mientras Henar hablaba de feminismo, pasó un niño que no tenía 10 años y nos gritó: “¡Viva Franco!” En el Madrid de Ayuso donde note encuentras a tu ex, te puede salir un niño franquista”.

Esta observación asombraba un poco a la simpar Ruby Tuesday, hermoso nombre que ella tomó  del título de una soberbia canción de los Rolling Stones. Y lo decía así: “Jajajá. Lo habitual, vas por Madrid y en cada esquina te encuentras un niño gritando: ‘Viva Franco”. Eres un payaso, Jordi Évole”. Pues sí, no se puede decir mejor con menos palabras.

Hoy se empeña en hacer podio el portavoz de SUMAR, el zangolotino Errejón: “En las pasadas elecciones generales conseguimos evitar la involución reaccionaria, pero en estos momentos no avanzar equivaldría a retroceder. Por eso, desde Sumar queremos proponer un rearme ideológico. No basta con gobernar bien.: hay que dispurar  las ideas centrales de nuestra época. Democratizar la libertad es que esta no dependa del dinero que tengas. Aquí una entrevista serena y en profundidad, de las que te obligan a pensar y te permiten explicar lo que no cabe en un titular”. Lo dice de una entrevista que le han hecho a él, naturalmente.

Pilar Alegría vuelve a mostrar sus carencias en la expresión oral. La portavoz del Gobierno, manda huevos, que diría Trillo, ha mostrado la férrea determinación del Ejecutivo respecto a los asesinatos de los guardias civiles en Barbate y la lucha contra los narcotraficantes den el Estrecho:  «Vamos a seguir trabajando con compromiso por parte del Gobierno con esa contundencia cero y que estos asesinatos no queden impunes en cualquier caso». ¿Quiso decir ‘tolerancia cero’? Puede ser, quizá debería explicarlos y contar las razones que le ‘producieron’ un disparate semejante.

Fernando Grande Marlasca ha dicho: «No me planteo dimitir». Después de lo visto en Barbate y Pamplona, cabría esperar alguna razón para explicar ‘su resiliencia’, pero no la dio. Solo repitió: «Vuelvo a decir, no me planteo dimitir». Dieter Brandau cita 16 razones que justificarían su dimisión. Mi querido Ignacio Camacho establece una distinción pertinente entre culpa y responsabilidad. ¿Es Marlasca culpable de los asesinatos de los guardias civiles de Barbate? No. ¿Es responsable? Sí. Y la responsabilidad política se paga con la dimisión Pudo haber dado alguna razón de peso, a ver por qué. Al fin y al cabo está cumpliendo a la perfección el encargo que le ha hecho su mandante. A todo esto, el más infame de nuestros ministros del Interior sigue sin cumplir la sentencia del Tribunal Supremo de reponer a su cargo al coronel Pérez de los Cobos, a quien él destituyó por haber hecho una mala elección: entre obedecer una arbitrariedad suya y cumplir la ley escogió lo segundo.

Hay que recordar la intervención que le dedicó Macarena Olona en los buenos viejos tiempos en los que volvía loco al ministro aquellos miércoles de interpelaciones en el Congreso de los Diputados. Hoy se sigue manteniendo perfectamente actual: “Ministro: su sentencia está dictada, la ha dictado el pueblo español y le aseguro que es condenatoria. Ni vergüenza ni dignidad, así rezará el tatuaje que la voluntad popular grabará a fuego sobre su memoria, a perpetuidad”.

Para terminar, una secuencia de hechos que Froilán I de España ha descrito y que podrían bastar para describir por sí mismos el meollo del asunto:
Marzo de 2022: Pedro Sánchez da un giro a la política exterior española y cede el Sahara a marruecos.

Junio de 2022: Marlasca recibe la visita del ministro del Interior marroquí.

Agosto de 2022: Marlasca desmantela  la unidad OCON Sur, que durante años había tenido en jaque a los narcotraficantes que procedían en su mayor parte de Marruecos, mayor productor mundial de cannabis.