IGNACIO MARCO-GARDOQUI-El Correo

La subida del Salario Mínimo Interprofesional pactado entre el Gobierno y los sindicatos no responde a requerimientos económicos ni remedia ninguna urgencia social. Su monto, esos magros 15 euros, le delata: responde a conveniencias políticas. Con formas más suaves y una expresión más dulce, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha conseguido forzar, una vez más, a Pedro Sánchez. Ya son varias veces y la anterior, esta misma semana, fueron las medidas contra la subida de precios de la electricidad y en especial su abusivo e inmerecido castigo a las compañías eléctricas. Hay más, pues también ha doblegado la voluntad de su superiora en el escalafón, la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, que negó su oportunidad, hasta que se retiró en silencio del debate hace pocas semanas. Esos triunfos no los consiguieron ni la chulería ni las presiones de su ¿ex? jefe Pablo Iglesias.

La idea le conviene a la facción podemita del Gobierno, que refuerza así su papel de defensa de las angustias sociales; y no le viene mal a Pedro Sánchez a la hora de desviar la atención sobre los problemas reales y doblegar la curva de su pérdida de intención de votos, que solo José Félix Tezanos ignora. La subida no va a solucionar nada, porque 15 euros constituyen una dosis homeopática, incapaz de sanar las carencias de nuestros salarios bajos, pero cumple con el lavado de cara gubernamental, una actividad a la que Pedro Sánchez dedica sus mayores afanes diarios. A ella le ha dedicado esta decisión, aun a sabiendas de que va a pagar por ella el alto precio de la quiebra del consenso con la patronal, de lo que había hecho gala hasta ahora y con razón.

Si es una cantidad escasa, ¿por qué razón se opone la patronal a la subida? Pues porque los empresarios suman y añaden esta subida a las anteriores, con lo que obtienen un resultado que ya no es indoloro, al compararlo con la evolución de las productividades y ponerlo en el contexto de una recuperación fuerte, pero incierta. Por eso preferían dejar pasar el último trimestre del año y hablar de subidas en el primer semestre del próximo, cuando fueran mejores las condiciones de visibilidad de la coyuntura.

Así que el Gobierno ha decidido una medida que no solucionará ningún problema social, ni incrementará gravemente los daños a las empresas que las anteriores subidas hayan causado, allí donde lo hayan hecho. Pero ha dado portadas y ha justificado comentarios. Como este. Pues objetivo cumplido.