Covid Beach

Ignacio Camacho-ABC

  • «En la sanidad hay agotamiento físico pero sobre todo estrés psicológico. Piensas: ¿otra vez lo mismo? Y te vienes abajo»

«Tengo dos noticias para ti, una buena y otra mala. La buena es que por ahora los nuevos pacientes parecen -repito: parecen- menos graves, y muchos son asintomáticos. La mala, que la edad media ha descendido considerablemente, hasta menos de 50 años, y bajando. Es decir, que los mayores han aprendido la lección de marzo y se protegen, y los más jóvenes no. Así de claro. Si realmente el virus ataca con menos mala leche o si por debajo de cierta edad se resiste mejor, el problema será más llevadero pero por otra parte podría estarse disparando de forma silenciosa el contagio y producirse la transmisión comunitaria durante o después del verano. ¿Que si estoy preocupado? ¿Conoces a algún médico que no lo esté?».

Me ha cogido el teléfono desde su casa en la playa. «En la costa, más exactamente, a la playa no bajo. Eso es Covid Beach, como dice un amigo: llena como si no hubiese un mañana, literalmente hasta el límite del aforo». Es intensivista en un hospital comarcal, al que regresará a mediados de agosto. «Sin saber qué me voy a encontrar, confío en que aún sea poca cosa hasta el otoño. Cuando me vine no teníamos a nadie en la UCI y apenas unos enfermos en planta, a punto de alta. Esto es lo que nos irrita a todos, que después de lo que hemos pasado tengamos que volver a subir la piedra, como Sísifo, porque ni la gente ni el Gobierno ni las autonomías han aprendido nada de la experiencia, o muy poco. Hombre, al menos quiero suponer que se habrá comprado material y equipamiento suficiente para una segunda ola pero… ¿alguien ha pensado en el lío que se puede formar con las vacunas, si llegan o cuando lleguen? Antes de irme me dio por preguntar si había stock de jeringuillas, fíjate qué cosa tan simple, y no supieron darme respuesta. Y eso es sólo un detalle. Vista la capacidad de organización del sistema no quiero ni pensar en cómo se va a ordenar la demanda…».

«Me falta información epidemiológica, como a todos, pero las cifras oficiales no me cuadran con lo que me cuentan compañeros de Barcelona y de Zaragoza. Optimistas no somos, para qué te voy a engañar. Y hay mucho cansancio en la profesión, agotamiento físico y sobre todo estrés psicológico. Burnout, síndrome del quemado. Piensas: ¿otra vez lo mismo? Y te vienes abajo. Los mandos de la Consejería están agobiados porque no tienen instrumentos jurídicos para tomar decisiones antipáticas, y el Gobierno no sabe-no contesta, como en los sondeos. Lo dijeron claro: o estado de alarma o cada uno se avíe como pueda. Ahora son brotes, algunos bien gordos, pero… ¿qué va a pasar a la vuelta de vacaciones, cuando se mezclen en el trabajo o en los colegios todos los que han salido? Que sí, que había que reabrir, reactivar la economía, aunque ya ves las persianas bajadas, pero… ¿era necesario fiarlo todo a la suerte? Claro, como si sale cruz ahí vamos a estar nosotros en la trinchera…».