Luis Ventoso-ABC

Pues calculo que no, salvo cuando el gran dolor llegue al bolsillo

Algunas preguntas se responden solas: ¿Lo ha hecho bien o mal el Gobierno en la crisis del coronavirus? Respuesta: España se ha convertido en el país del mundo con mayor tasa de mortalidad en relación a su población. Fin del debate. Lo de Sánchez e Iglesias ha supuesto «un doloroso ejemplo de la tendencia de un Gobierno a ignorar las experiencias de otros países donde el virus ya había atacado». La frase se la he sisado a la biblia del progresismo, «The New York Times», que añade que en España tampoco han ayudado la fragmentación con 17 gobiernos autonómicos y la «frágil coalición» gubernamental. Suspenso por tanto para Pedro y Pablo. Como el de Felipe González, que desde su libérrima

atalaya ha señalado que pagamos un Ejecutivo falto de experiencia, que podría aprender del alcalde de Madrid.

Los fallos del Gobierno han sido cuatro: 1.-Miopía inicial ante la gravedad de la epidemia, con retraso negligente en las medidas preventivas. 2.-Bisoñez en el manejo de la máquina de la administración, como ejemplifican la chapucera compra de material defectuoso chino y la tragedia de las residencias. 3.-Un plan de emergencia económica vendido con exageración propagandística (Sanchez, hiperbólico, habló de 200.000 millones), que en la práctica no logra que la liquidez fluya rápido a las empresas. 4.-Rasgos de autoritarismo, como la fallida pretensión de silenciar al Parlamento y a los periodistas.

Ociosos en sus encierros, y confundiendo a un simple gacetillero con un gurú, varios amigos poco afectos al Gobierno me reiteran la misma pregunta: «Veo a la gente muy cabreada. ¿Tú crees que de esta caen?». Pues creo que no, que agotarán la legislatura, pues su único objetivo es prevalecer en el poder a cualquier precio. Tenemos un presidente cuya palabra es calderilla, que concurrió a las elecciones prometiendo meter mano a los desmanes separatistas y evitar a toda costa a Podemos, para luego hacer exactamente lo contrario. Tenemos a un Podemos que en realidad es el medio de vida de Iglesias y su mujer, quienes jamás soñaron con verse con coche oficial, escoltas y secretarios. No los despegarán de ahí ni con agua caliente. Si nos vemos forzados a recurrir al socorro europeo, si nos imponen la intervención draconiana que Rajoy evitó en 2012, Pedro y Pablo asumirán esa cirugía con tal de seguir en La Moncloa y pregonarán en sus televisiones que ellos son «el escudo social» que evita algo peor.

El segundo factor a su favor es su potencia de fuego propagandístico, en especial el cañón de las televisiones. Han ordenado ya a todas sus terminales y acólitos una campaña bajo el lema «el Gobierno lo ha hecho de maravilla y sufre una cacería de la derecha». Hasta Jorge Javier se ha puesto a vender el guión de Moncloa en medio de su salsa rosa. La astuta Soraya regaló toda la televisión a la izquierda, y eso hace dificilísimo relevar al PSOE (y más con tres derechas). Solo caerán si llega al bolsillo de los particulares un dolor económico extremo, como ocurrió en 2011 tras el zapaterismo. De lo contrario, habrá Sánchez hasta finales de 2022. A algunos pueblos les va la marcha masoca…