De ETA solo se espera su disolución

EDITORIAL ABC 24/08/13

· Ni desarmes-trampa ni otras alambicadas maniobras; lo que el Estado espera de ETA es que se disuelva definitivamente, entregue todas sus armas y que sus prófugos se pongan a disposición de la Justcia. Nada más.

Crecida por la exhibición de su impunidad que está realizando este verano en las calles del País Vasco, la estrategia de ETA pasa ahora por seguir avanzando en el «proceso» y dar a entender de que da pasos para «resolver el conflicto». ABC revela hoy que la banda prepara un «desarmetrampa» para el arranque del curso político tras el verano. Se estima que el anuncio podría coincidir con el tercer aniversario de que tres encapuchados anunciaran en la BBC el «cese acciones ofensivas» (que se cumple el próximo día 6) o con otra fecha totémica para la causa terrorista, como es el «gudari eguna» (día del soldado vasco) que tan siniestramente celebran los etarras los 27 de septiembre. Pretende la banda desbloquear el camino a ningún sitio al que les ha conducido la negativa del Gobierno de Mariano Rajoy a negociar políticamente la independencia y la excarcelación o, al menos, el reagrupamiento de presos.

Pero se trata de un nuevo engaño con el que los terroristas pretenden aparentar su buena disposición y poner en evidencia ante su cohorte de «mediadores internacionales» (naturalmente a sueldo de la causa) el «inmovilismo del Ejecutivo. La alambicada maraña de supuestos gestos y eufemismos (dar la localización de algún zulo, distribuir imágenes con la destrucción de armamento obsoleto…) ya indica el tamaño del embuste. Y que ese supuesto desarme es una patraña lo demuestra también la actitud que está teniendo el brazo político de la banda estos días en las calles del País Vasco, tomadas por la apología del terrorismo y el ensalzamiento público de los asesinos. En este sentido, es del todo vergonzoso y denunciable (quizá también ante la justicia) la colaboración que las autoridades locales (autonómicas y municipales) prestan a los violentos al no impedir la difusión de esos mensajes en la vía pública. Poco o nada hay que esperar de individuos como el alcalde de San Sebastián o del atrabiliario diputado general de Guipúzcoa –célebres filoterroristas–, pero sí del Ejecutivo de Urkullu, que tolera un claro ilícito penal.

Así es imposible que cualquier comunicado de ETA se haga creíble. Aquí no se precisan mediadores, ni observadores, ni grupos de trabajo, ni mesas políticas de negociación. Todo es mucho más fácil. Basta con que la banda emita un comunicado en el que anuncie su disolución definitiva, ponga a disposición del Estado la totalidad de su armamento y se entreguen a la justicia todos los huidos. Ese es la única noticia que se espera de una cuadrilla de asesinos. Porque nadie debe olvidar que, tres años después de aquel mensaje de los tres encapuchados, ETA no se ha disuelto y, por tanto, sigue activa, como vemos estos días en las calles del País Vasco, empapeladas de su propaganda y de su odio.