De la checa a la ternura

HERMANN TERSTCH, ABC – 10/07/15

Hermann Tertsch
Hermann Tertsch

· Los nuevos comunistas no tienen aquella cabeza de campesino o carnicero de Lister, Carrillo y Chernienko.

Está claro que el futuro les pertenece. Los comunistas españoles, hoy dotados de tantas marcas blancas, rojas y rosas como haga falta, van camino de ganar la partida. Y España será roja y rota, dicen. Y parece que pueden llevar razón. Ahora se llaman todos progresistas. Y van camino de ganar el futuro y la dictadura del proletariado gracias a la ternura.

Lo que no consiguieron con tiros en la nuca lo harán haciéndonos llorar a todos como benditos. Si nos portamos bien. O convirtiéndonos en monstruos culpables que merecen todo el castigo porque no lloramos de ternura como es nuestra obligación. Los comunistas perdieron en su día la guerra en España entre otras cosas porque estaban menos dedicados al frente de guerra que a asesinar a civiles y a rivales en la retaguardia. En aquellos entonces eran de lágrima dura. Pero ahora van a convencer a todos que ellos tienen un inmenso corazón y los que les ponen a ellos pegas no tienen ninguno. Y cuando se tiene tanto corazón, a la gente sin sentimientos hay que perseguirla y castigarla.

Para educar a la población en esta ternura se busca el sufrimiento, por ejemplo las escenas del desahucio. En crudo, sin cinismo que contextualice. O los niños con hambre. Eso sí que es un festín de sentimiento. Si son 2.500 los convertimos en 25.000. ¿Que por qué no en dos millones? Porque parecería el Holodomor, la hambruna ucraniana, y esa la causó Stalin, que lo hemos vuelto a poner de moda. Y los solucionamos como se solucionaba antes de que llegáramos. Pero somos un poder con ternura.

Los nuevos comunistas no tienen aquella cabeza de campesino o carnicero de Lister, Carrillo y Chernienko. Los de ahora son Berias hipster y Dzershinskis cool. Dominan todo el discurso político de la actualidad y la propaganda, así como los medios para difundirlos, y no tienen rivales serios ni en la política ni en los medios de comunicación. Los chicos de la derecha política española, los ultracentristas y sus diversas variaciones, van camino de convertirse en partidos satélites de ese gran movimiento progresista. Tienen muy frescos los métodos paleocomunistas, ya lo verán ustedes con detalle si tienen algún problema con ellos.

Les gusta mandar tanto como a los tradicionales del siglo XX, a aquellos cuyos retratos colgaban en la Puerta de Alcalá, que eran Stalin, Lenin y Malenkov o Molotov. Pero además tienen todos los recursos del mundo moderno. Tendremos socialismo del siglo XXI y haremos compañía a los camaradas de Syriza y otros países del sur en los nuevos proyectos emancipadores en los aledaños de una Unión Europea reaccionaria, sin compasión, volcada en la codicia del dinero y los intereses y el máximo beneficio. Les reconozco que ya me han convencido. Nos estamos liberando de esa esclavitud del capitalismo. Porque es cierto que habrá un grupo de estados atrasados que se resistan a nuestra nueva revolución, tan megaprogresista. Pero no importa porque el norte ha demostrado durante la pasada crisis que es egoísta y no tiene sentimientos tiernos como nosotros.

Lo descubrimos durante la crisis griega. ¡Qué empeño con que pagaran y cumplieran! ¡Qué rigideces con la palabra dada! Entonces se les cayó la careta. Claro, protestantes y muy fachas esos del norte. ¡Qué horror! Aquí, como ven nos hemos apuntado ya al bando de la ternura todos. Porque los que se niegan y sacan a relucir la racionalidad –¡hay que ser animal!–, han desaparecido todos. Dicen que alguno ha llegado al norte, donde al parecer los sentimientos han sido prohibidos. Aquí lloramos sin parar y dicen que es todo ternura.

HERMANN TERSTCH, ABC – 10/07/15