Del Blog de Santiago González-ABC

Ayer fue un día muy significado en la escalada de la desvergüenza. Una nueva fase. En el debate que sirvió para aprobar la sexta prórroga del estado de alarma esto que hace de presidente del Gobierno volvió a mentir, pero subiendo un escalón: pasó de la mentira a la calumnia al dar una nueva versión del cese del coronel  Pérez de los Cobos: que era una operación de Marlaska para limpiar la llamada ‘policía patriótica’.

Vayamos por partes, que diría Jack el Destripador. Ayer, el doctor Trolas mintió al pedir la prórroga, al mismo tiempo que su discurso triunfalista sostenía que no hacía falta. Cero fallecidos en las 24 horas anteriores.

Esto lo tendría que explicar el zangolotino Errejón que en su primera tribuna en El País inventó “la suma cero, un juego en el que perdemos todos”. Lo que apoyaron ayer los 177 que votaron sí no fue más que reforzar a Sánchez. Quo vadis, Ciudadanos?

Ayer, Pedro Sánchez dijo algo espectacular en la tribuna del Congreso:

“Hablamos de emergencia sanitaria pero la real, la emergencia que tenemos por delante es la emergencia climática a la que tenemos que dar respuesta. El país que necesitamos es el de la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres y yo lo digo alto y claro: ¡Viva el 8 de marzo!”

Tenía razón Abascal al compararlo con el ¡viva la muerte! que atribuyen a Millán Astray. Esto califica al presidente como psicópata, pero lo que dice antes es una falta de sentido insuperable, califica lo desviado de sus perversiones. La emergencia principal, en medio de la pandemia no es la sanitaria, sino la climática. Vivir para ver.

Yo creo que Pérez de los Cobos debería querellarse por calumnias. Hace 14 meses, el propio Sánchez anunciaba que con su llegada al Gobierno, diez meses antes, habían desaparecido las policías patrióticas. (Pulsar el link de arriba para ver el video). La infamia era mentira, pero aun en el caso de que fuese verdad, habría que reprochárselo a Alfredo Pérez Rubalcaba. Él fue el ministro del Interior que incorporó a Pérez de los Cobos como asesor muy cualificado en la lucha contra el terrorismo, una parte de lo que llamaban ‘el comando Rubalcaba’.

¿El teniente general Laurentino Ceña también era un policía patriótico? Hoy la Razón revela que su dimisión nada tiene que ver con su jubilación sino con  su protesta por la purga. Arcadi Espada lo ha clavado en su columna: “A Sánchez no hay que discutirle nada. Ni siquiera interpelarlo. Ni con él ni con su Gobierno  hay una conversación democráticamente posible”. Bal, Inés, ¿comprendéis?

También, cuando dijo que a Pérez de los Cobos no lo había cesado él, sino el secretario de estado de Interior a propuesta de la directora general de la Guardia Civil. No he sido yo, seño, han sido estos dos niños. Esa es la falta de gallardía del mando en la asunción de la responsabilidad, su falta de cuajo, y esto nada tiene que ver con las preferencias sexuales del ministro, acuérdense del Batallón Sagrado de Tebas, en fin. Marlaska no es Margaret Thatcher que asumió en la Cámara de los Comunes la muerte de tres terroristas del IRA en Gibraltar por disparos de los SAS: “Sí, yo disparé”.

ABC nos regala la última muestra de nepotismo: la creación de un cargo ad  hoc para su amigo Ignacio Carnicero. Y permítanme añadir una pequeña exclusiva: El 8 de mayo se cumplieron cien años de la creación del Ministerio de Trabajo. La ministra de la cosa, Yolanda Díaz, sondeó a sus antecesores para organizar una fiestuqui por el aniversario. Vinieron a responderle que no está el horno para bollos, pero había un detalle más. La podemita dijo que naturalmente habría que prescindir de Chaves, Griñán y Zaplana. La equiparación estaba envenenada: Chaves y Griñán están condenados y Zaplana no, pero era un pellizco de monja para su socio de Gobierno al vetar a los dos ministros de trabajo más notables que ha tenido el PSOE.