ABC 12/03/16
RAMÓN PÉREZ-MAURA
· La foto que lo resume todo es la de Íñigo Errejón, rodeado en su escaño por Pablo Iglesias e Irene Montero
ENTERNECEDOR espectáculo. Después de pelearse con otros grupos parlamentarios para tener en el Congreso de los Diputados (con perdón) la ubicación en los escaños a la que se creían con mejor derecho, ahora empiezan las luchas entre ellos para ver quién está mejor situado en el tiro de cámara. La millonaria Bescansa ha descubierto que su minuto de gloria parlamentaria se lo dio su bebé. Y como ya ha sido convenientemente explotada la imagen del menor, ha pasado a la retaguardia en beneficio de quien mejor ocupa los afectos del líder podemita. Como ya demostró en el pasado Tania Sánchez, la mujer de la mirada de odio, los afectos de Iglesias son muy relevantes a la hora de hacer carrera en Podemos.
Me pregunto yo qué dirían algunos periodistas si en el PP una mujer hiciera carrera gracias al lugar que ocupara en los sentimientos del presidente del partido. ¿Se imaginan la jauría acosando a la presa? Su fantasía se queda corta en comparación con lo que sería la realidad. Pero claro, hay cosas que esta izquierda marxista puede permitirse entre la complacencia de algunos medios, mientras que la derecha jamás podría soñar con sobrevivir a algo semejante.
En el nucleo duro de Podemos hay algunas circunstancias personales que quizá no sean pura coincidencia. Aparte de la millonaria Bescansa, ¿hay alguien más en el grupo selecto de dirigentes que tenga hijos? Más bien pocos –si es que alguno–. Y claro, las revoluciones son mucho más fáciles cuando no tienes que pensar de qué vivirán tus hijos. Otrosí: tanto como reclaman algunos los derechos de los homosexuales y la descripción de la unión entre personas del mismo sexo como «matrimonio», ¿por qué será que no hay nadie en la cúpula de Podemos que esté «casado» con otra persona de su género o al menos que se declare abiertamente homosexual? Claro, estas cosas son de la decadencia burguesa. Los verdaderos inspiradores de Podemos, los seguidores del marxismo-leninismo, creían que la principal virtud de la homosexualidad era la de ser un arma con la que chantajear a quien tuviera esa condición. Y qué decir de los primeros financiadores de Podemos, la República Islámica del Irán, que a día de hoy sigue ahorcando a los homosexuales sin que al señor Iglesias se le haya escapado el más mínimo suspiro por ello. Pero todavía estamos por ver al lobby homosexual actuar contra Podemos. No sé si por mi inocencia, pero me gustaría poder creer que no hacen ni dicen nada porque les tienen miedo. Y la heroicidad no es exigible a nadie.
La tensión que hemos vivido esta semana entre las facciones de Iglesias y de Errejón en Podemos recuerda demasiado a los viejos tiempos del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia que en los albores del siglo XX enfrentó a los bolcheviques de Lenin y los mencheviques de Yuli Mártov. Sus discrepancias sobre cómo conquistar el poder son perfectamente equiparables a las que hoy enfrentan por toda España a las facciones de Errejón e Iglesias. Las purgas en el aparato evocan la historia del siglo XX que estudiamos en la Facultad, aunque algunos en aquellos años de la Transición quizá no quisieran darse por enterados. Y al final, la foto que lo resume todo es la de Errejón rodeado en su escaño por Iglesias e Irene Montero. A los disidentes del Partido también los llevaban así al gulag. Apresados por los suyos.