Decapar

EL MUNDO – 30/07/15 – ARCADI ESPADA

· Acaba de clausurarse en La Térmica de Málaga la exposición de César Lucas sobre Marisol. Supongo que viajará por ahí, debe hacerlo. La exposición incluye la foto más importante de la transición española, que es la que ocupó la portada del número 16 de la revista Interviú, correspondiente al 2 de septiembre de 1976. La foto de Marisol desnuda. Más allá de sus rotundas obviedades la foto tiene el interés de la rosa amarilla y de aquellos versos íntimos de Ferrater: Encara tens la pell mig del sol mig de la lluna. Y una devastadora capacidad simbólica que nacía de la inesperada, mas incuestionable, conclusión: Marisol tenía sexo. Si aquella niña graciosa, pero cursi, era capaz de convertirse en esa mujer arrebatadora la Guerra Civil podía ser evitada. Lo fundamental, en cualquier caso, fue la operación de limpieza. El fotógrafo Lucas entendió que lo importante era despojar al mito de todos sus abalorios y llegar a la piel.

Otra importante operación de limpieza fue la del diario El País, unos meses antes. Sin asomo de ironía, sostengo que lo más importante que hizo ese periódico fue ordenar España, literalmente hablando. Es decir, el diseño de Reinhard Gäde. Releer ese periódico cuarenta años después es una operación de una cierta dureza, aunque cada vez más necesaria. Ni la sintaxis ni la sintaxis moral eran lo que creíamos. Pero, ay, las columnas limpias, orteguianas… Times new roman, en efecto. Colóquese aquel diario al lado de Abc, de Ya, de Pueblo y se volverá a entender hasta qué punto decapar es el verbo clave de la transición.

La operación se prolongó hasta más allá de los límites de la transición (que como debiera enseñarse en las escuelas acabó el 6 de diciembre de 1978, día de la Constitución) e incorporó en los años ochenta la limpieza de los muros de ciudades, en la senda higienizante de Malraux.

El doble populismo español vocea ahora que viene a hacer la enésima transición y a limpiar a fondo. Hay que observar con atención este doble neofalangismo. La alcaldesa Carmena, sus labores, y su envilecedor tuteo a unos ciudadanos a los que Adolfo Suárez había devuelto el usted. Los saltos del protocolo que se permiten los que ignoran que también Girón de Velasco, aquel león de Fuengirola, fue vestido como le dio la gana a la proclamación del Rey. El resultado visual de comparar cómo la democracia arrancó el yugo y las flechas de Alcalá 44 y cómo el nacionalismo seccionó con cuatro hórridas columnas el bello skyline de Montjuïc.

Lo que hay que limpiar cuanto antes son estos restos de neocasticismo y barroco que nos usurpan.