Javier Elorrieta-Editores
Aprovecho al destacar el artículo de Jon Juaristi, enviar mis condolencias a la familia Landaburu, por el fallecimiento de Ander. Le conocí cuando era un joven inquieto en 1966. Mi último encuentro con él fue en el rodaje de la película de Jon Viar «TRAIDORES».
Cuando se abrió la Delegación de El País en el País Vasco, y él se hizo cargo de la misma, me ofreció una columna semanal . Me puso en el «amable compromiso» de tener que despedirme de la columna semanal que escribía en El Mundo del País Vasco que otro amigo, también fallecido, Germán Yanke , me había encargado. Aprovecho el recuerdo para agradecer a Melchor Miralles, entonces Director de El Mundo del País Vasco, que por él, no había ningún inconveniente en que mantuviera la columna. Pero no tuve más renedio que optar.
Debo agradecer a Ander Landaburu, que tras el paréntesis de mi estancia en el Parlamento Vasco, en calidad de parlamentario independiente en el Grupo Socialista, me volviera a ofrecer otra vez mi colaboración. A pesar del correo que envié a JL Cebrián calificando su artículo «El Discurso del Método» como la pica en las más altas cotas de la indignidad política y periodística.
Allí deduje que no podía por menos que apreciar su bonhomía con los próximos. De aquello guardo un enorme agradecimiento al detalle de Ander. Cuando lo dejé, fue voluntariamente.
A Patxo Unzueta le conocí con 18 años, cuando alguna vez paseamos, él con su primera novia de juventud, por el barrio bilbaino de Deusto. Hablando de política y militando en donde ambos, reconocidamente, nos equivocamos.
Ciertemente el tiempo» se desliza por el calendario» y parte de los recuerdos ocupan el presente.
Descasen en paz, todos los que intentaron mejorar el tiempo y la sociedad en la que vivieron.