EL MUNDO 22/05/15 – SANTIAGO GONZÁLEZ
· La candidata popular a la Alcaldía de Madrid, Esperanza Aguirre, ha denunciado ante la Fiscalía y la Agencia Tributaria un hecho sin duda denunciable: la declaración de la Renta de la candidata en 2013 ha sido filtrada a la publicación digital infoLibre, que publicaba ayer los ingresos de Aguirre en dicho ejercicio: 369.000 euros de la empresa cazatalentos que la había contratado y otros 5.000 de un premio literario.
Tiene razón la candidata en que la filtración de datos fiscales es un acto contra la seguridad jurídica. También en que es una actividad que deja huella, por lo que debería ser muy fácil dar con el funcionario que la perpetró. No la tiene, en cambio, en que sea un hecho sin precedentes. Haberlos, haylos. Ahí está la filtración de Rato, por no salir del propio PP. Y si nos da por salirnos, el ‘caso Monedero’.
En estos dos últimos casos hay una diferencia básica con la filtración de la renta de Aguirre, que ella se encarga de destacar. Sus ingresos tienen una primera ventaja, que es precisamente la de haber sido declarados. No sucede así con las filtraciones del expediente y el registro del domicilio de Rato y su detención y con la magia financiera de Monedero, que cobró más que Esperanza Aguirre por asesorar sobre materias que desconoce. Eso sin contar con la ucronía, que le permitió facturar con una empresa inexistente en las fechas en las que supuestamente realizó el trabajo.
Frente a estos casos, es preciso reconocer que los ingresos de la head hunter popular parecen perfectamente lícitos, si bien cuantiosos. Yo creo que aquí ha flojeado Esperanza en la respuesta. Debería acogerse a la explicación genérica que da Pablo Iglesias a quien le pregunta por los ingresos venezolanos de su colega: «Es que los trabajos de asesoría internacional están muy bien pagados». Debe de ser una respuesta inobjetable porque nadie le repregunta. Si esto es tan evidente, calculen ustedes lo bien que debe de pagarse a los cazadores internacionales de cabezas.
Es una lástima para Ahora Madrid que su candidata Carmena no dispusiera de esta información en el debate electoral. Después de que Aguirre embarrara un poco el campo, Carmena se negó a responder a la denuncia de la consultora i3, de su marido, Eduardo Leira. La curiosidad es comparativa. La misma izquierda que denuncia a las mujeres (pongamos la Infanta Cristina y Ana Mato) que alegan desconocer las actividades de sus hombres, consideren que a Carmena no le afectan. Nadie es responsable de lo que hace su marido, aunque según la denuncia de los trabajadores, cuando ya se les debían cinco meses, Leira y Carmena hicieron separación de bienes y todo lo mollar quedó a nombre de la mujer. El juzgado no halló delito de alzamiento, aunque se le parezca bastante. Y aunque sea muy feo. Continuará, ya lo verán.